En los jardines de Pedro Luis Alonso subsiste una desvencijada réplica del famoso objeto cinematográfico. En su día fue usado para informar sobre los rosales.
Tantas preguntas hacían los radio oyentes sobre el dichoso monolito, que todos los años el crítico de cine Carlos Pumares dedicaba un programa entero de Polvo de estrellas, en la antigua Antena 3 Radio, a explicar la enrevesada trama de 2001, Una Odisea en el Espacio, en la que lo más enigmático era sin duda el monolito.
Este objeto lograba inquietar tanto a los homínidos más primitivos como al ser humano mas avanzado, hecho que en teoría se producía en 2001. Ahora sabemos que era imposible puesto que por entonces el país más poderoso del mundo lo gobernaba el menos espabilado de la familia Bush, pero como teoría –la película es de 1968, basada en una novela escrita en 1948– era bastante plausible.
El caso es que tan popular se ha hecho el monolito que nuestro Ayuntamiento lo ha tomado como modelo y lo tiene plantado desde hace tiempo en los jardines de Pedro Luis Alonso. El resultado estético es inquietante. No tiene sentido que la escultura del Biznaguero la giraran unos grados hace bien poco, para que los turistas fotografiaran el Ayuntamiento en lugar del bloque ilegal de los Campos Elíseos si luego nos plantan este monolito.
Nuestro Consistorio, y no es el único en España, tiene querencia por los paneles informativos-armatostes. Aquí pamplinas las justas: En lugar de tratar de integrarlos, si quiera un poco, en el paisaje, prefiere plantar horribles mamotretos, ya sea a la entrada de la plaza del Obispo desde el puerto, justo al lado de la Catedral; delante de la fuente de Reding o en este mencionado reducto de paz y rosales.
Lo paradójico es que este monolito sirve para informar al personal de los diferentes tipos de rosas que puede encontrar en los jardines. En lugar de por la discreción se ha optado por la rotundidad.
Mucho más discreto es un pequeño soporte para invidentes que hay a pocos metros y que permite leer las diferentes zonas de jardín en braille.
Además, si uno examina la misteriosa estructura malaguita de Kubrick, no deberá haber estudiado ingeniería para concluir que el hito informativo está para el arrastre, sucio, medio roto y desvencijado. Ningún homínido del Pleistoceno en su sano juicio podría plantearse adorar semejante adefesio, y no digamos un astronauta de la nave Discovery 1, equipada con el redicho supercomputador HAL 9000.
Haría bien el Ayuntamiento en plantearse cacharros informativos más contenidos, menos pretenciosos y puede que hasta más baratos. Ante todo, que no hagan de muro pantalla y rompan la belleza de unos jardines tan bonito como los de Pedro Luis Alonso. De hecho, hay muchos otros rincones de Málaga en los que podría aplicar reglas tan sencillas de respeto al entorno.
Si nuestro alcalde tiene alguna duda al respecto, ya sabe: la persona que más conoce del dichoso monolito es Carlos Pumares.