
Meterse en la mente de un destructor o cleptómano de nuestro patrimonio es tan complicado como sondear a Rajoy en una partida de póker. Los caminos neuronales son impredecibles y nadie sabe qué conexiones mentales se ponen en funcionamiento o se obstruyen cuando un vándalo malaguita contempla una estatua, una centenaria pared impoluta o una jardín con plantas en perfecto estado de revista.
Donde una persona civilizada sólo ve motivos para el disfrute sereno, el ostrogodo malacitano observa oportunidades para arrancar, pintarrajear y cortar de cuajo. Un festín de destrucción irracional que pondría más verde de envidia al increíble Hulk.
Y es necesario hablar de estos homínidos malaguitas, bípedos con manos prensiles para machacar y arrancar todo lo bello, porque el Ayuntamiento acaba de restaurar una de sus numerosas hazañas bélicas.
La historia tiene mandanga y se desarrolla en la calle Granados, en la que, en la confluencia con la calle Beatas se encuentra la fuente del Baño de Diana y Acteón, obra del escultor malagueño José Seguiri de 1989 y que como hemos explicado alguna vez, guarda relación con el grupo escultórico de la plaza de Uncibay: El cazador Acteón sorprende a Diana y sus ninfas en pleno baño como Júpiter las trajo al mundo; para castigarlo la diosa convierte a Acteón en ciervo para que sea devorado por sus perros (en la escena de la plaza de Uncibay Acteón corre que se las pela perseguido por sus mascotas pero todavía sin cornamenta).
Pues bien, un arborícola anónimo se animó a arrancar de cuajo a la diosa Diana, que en el grupo escultórico de calle Granados aparece a punto de zambullirse de cabeza en la fuente, cual Esther Williams como vino al mundo. El Consistorio encargó entonces al escultor una segunda diosa de bronce para sustituir a la sisada. Pero de nuevo algún homínido de los árboles se entretuvo en desdiosar a Diana y llevársela de recuerdo a casa. Y van dos.

Lo llamativo es que hace poco el propietario de una vivienda del Centro, al marcharse los inquilinos, descubrió que le habían dejado de recuerdo la primera escultura robada. Así que el Ayuntamiento, después de restaurarla por completo, la volvió a colocar el pasado miércoles en la fuente de calle Granados y ha reforzado el sistema de sujeción para que ningún inconsciente pueda llevársela de souvenir. De paso, este precioso grupo escultórico ha sido limpiada por completo y luce casi como el primer día.

Según fuentes municipales –valga la redundancia– el Ayuntamiento aprovechará estos días para limpiar, regularizar la pátina y proteger de paso doce esculturas del Centro Histórico: Punto de vista de Tony Kragg, el Marqués de Guadiaro, el Comandante Benítez, el Verdialero, Muñoz Degráin, Gálvez Ginachero, Díaz Escovar, Rubén Darío, García Grana, Temboury, Ferrándiz y Eduardo Ocón. Los trabajos estarán listos antes de Navidad. De momento Diana ya ha vuelto con sus ninfas. Felicidades… y que dure.
La reposición de la Diosa Diana a la fuente ha supuesto que todo el conjunto fuera objeto de una «limpieza» -por otro lado necesaria- pero la otra cara de la fuente, los perros «perseguidores» se han quedado tal cual estaban …Hay que ser cicatero !