En la calle Beatas, quién sabe si en algún rapto beodo, uno o varios culturetas han inmortalizado agudas reflexiones sobre el mundo del Arte.
A grandes rasgos las pintadas de la ciudad de Málaga suelen realizarlas dos grandes grupos: majarones ególatras y majarones con mensaje. Hablamos, claro, de los personajes que ensucian fachadas propias o ajenas, así que en estos dos grandes grupos no entran los artistas del grafiti, cuyas obras, en muchos casos, ayudan a revitalizar un entorno de capa caída.
En el primer grupo –majarones ególatras– encontramos aquellos sujetos obsesionados con su inolvidable persona, de suerte que aprovechan cualquier pared impoluta para plasmar su firma. En esta categoría podemos emplazar, por ejemplo, la pintada realizada por algún memo desaprensivo en el tramo de la Catedral pegado a la iglesia del Sagrario, en la calle Santa María. La pintada, por lo demás, tiene nulo valor artístico y nada apunta a que su autor sea memorable.
La segunda categoría, la de los majarones con mensaje, es mucho más interesante. Ya no hablamos sólo de mensajes de amor que espantarían a Gustavo Adolfo Becquer sino de pintadas sesudas como las que adornan una pared de la calle Alcalde Baeza Medina, en Ciudad Jardín. La pared en cuestión, de la que hemos hablado en esta sección en un par de ocasiones, exhibe máximas de Epícteto, Freud, Dickens, Voltaire, Benavente y Bob Marley, entre otros. Un fascinante gazpacho pseudointelectual, en todo caso a años luz de las pintadas pandilleras con cansino patrón tribal («Fulanita y menganita, las más xulas»).
En la misma categoría nos encontramos en la calle Beatas, a la altura de la calle Cañuelo de San Bernardo, con otro fascinante mural que sólo han podido realizar uno o varios culturetas beodos. Lo de beodos porque a mano se encuentran varios bares y las pintadas, marcadamente culturetas hasta decir basta, o tienen detrás a uno o varios sujetos hartos de copas o nos encontramos ante un sobrio pero cargante exhibicionista del intelecto (en lenguaje popular, con el repelente niño Vicente).
Sean quienes sean los autores de esta creación de aires etílicos, se trata de un iconoclasta ajuste de cuentas con el mundo del Arte en el que con insultos, expresiones en inglés y símbolos fálicos no queda artista con cabeza: desde Tapies a Sorolla o De Kooning sin olvidar, claro, a Picasso. Hasta recibe una puya importante un conocido y polémico gestor cultural de Málaga. Y ya se pueden imaginar qué juego de palabras emplean el autor o los autores con el conocido pintor Jackson Pollock. Lo que dan de sí algunos apellidos.
De todo este concienzudo batiburrillo sobresale un frase en inglés liberada de falos e insultos: «Málaga is a McDonald’s of Art».
Aquí tienen, en resumen, un ejemplo espléndido de pintadas majaronas con mensaje, en su vertiente más radical: la beoda cultureta. En Málaga el sueño de la razón, posiblemente a altas horas de la madrugada, produce monstruos que sobreviven en las paredes.