Prueba de la importancia de los dueños de la Granja de Swerts, luego Suárez, es que uno de sus miembros representó a la ciudad en una audiencia con Carlos IV
Alguna vez hemos hablado de Juan Carlos Swerts Guerrero, el propietario en Málaga de una zona conocida como El Tejarejo, por la existencia de un tejar en los alrededores.
Corría el lejano siglo XVII y una parte de esta inmensa finca del Tejarejo se dedicó a la crianza de vacas y ovejas, así que con el paso de los años fue conocida como la Granja de Swerts, pero como este apellido de origen belga y en concreto de la ciudad de Amberes era complicado para la pronunciación malagueña, se fue adaptando hasta que, borrada de la memoria la familia belga, fue conocida como la Granja de Suárez.
Y eso que los Swerts, dado que eran pudientes en esa sociedad dividida en estamentos que no se los saltaba un galgo, ocuparon puestos relevantes durante décadas y estuvieron muy presentes en el gobierno de Málaga. Así, era normal dar dinero para entrar en la reducida aristocracia local y eso es lo que hizo uno de los Swerts a finales del XVII. Y no podemos olvidar al Swerts de la conocida granja, que era sobrino del Conde de Buenavista.
Un caso muy curioso lo investigó hace unos años el archivero Rafael Bejarano y desde luego nos demuestra el poderío de esta familia, que aprovechó sus raíces flamencas para comerciar entre Flandes y España. Se trata de Agustín Swerts y Ayala, que fue uno de regidores de Málaga (concejales de la época) que fueron enviados a Sevilla para saludar al Rey Carlos IV en representación de la ciudad «con el decoro y magnificencia que corresponde».
Lo de ir a Sevilla, donde estaba de visita el monarca, no fue llegar y besar el santo. Primero fueron recibidos por el poderoso valido Manuel Godoy y fue este quien les señaló el día y hora de la audiencia «para besar la mano de SS.MM. y AA.». Es decir a toda la familia real, así que con toda probabilidad, además de besar la mano probablemente lánguida del flojo monarca tuvieron que besar la de la bruja intrigante de la reina María Luisa de Parma y la del impresentable infante Fernando, futuro rey felón. Quién sabe por tanto si a alguno de estos regidores malagueños no le salieron herpes. Las crónicas, en todo caso, no cuentan nada de visitas urgentes al dermatólogo al regreso de Sevilla.
El caso es que la presencia de un Swerts en tan alta embajada nos da una idea de la importancia alcanzada por la familia de la Granja de Suárez. La investigadora Ivanova Ocaña apuntaba hace más de una década que una rama de la saga estuvo haciendo negocios en Cádiz. En Málaga es posible que alguna familia de apellido Suárez sea en realidad descendiente de estos Swerts de Amberes llegados a Málaga en tiempos de Don Quijote y que, al igual que Don Alonso Quijano, hicieron realidad muchos de sus sueños.
Cambio de piel
El Edificio Negro, convertido por fin en Edificio Blanco, recibe por algunos funcionarios el nombre de Michael Jackson.
Buen artículo, si señor.
Gracias por ilustrarme sobre algo de lo que no tenía ni la mas remota idea.
Saludos