El enigma romano de los asnos en bicicleta

30 Jul

Con especial virulencia los domingos son incontables los deportistas que, subidos a la bici, se convierten en grandes saltadores de los semáforos en rojo

Alguna vez hemos mencionado en esta sección una de las novelas más divertidas de todos los tiempos. Cierto que a algunos lectores les echa para atrás sencillamente porque no fue escrita el mes pasado con un lenguaje moderno. Entra en la categoría de clásico y clásico remoto. Porque El asno de oro fue escrito por Apuleyo mucho antes de la gestación del actual PGOU del 2011 e incluso antes del nacimiento de Cataluña que, en contra de lo que piensan los patrioteros más carcas y lacrimógenos, no surgió a la vez que los actuales continentes.

El asno de oro, allá por el siglo II de nuestra era, es una novela romana que narra las aventuras de un joven que por error se trasforma en asno. Una metamorfosis que le llevará por el camino de la amargura y para los lectores, de la risa.

Risa y amargura son las reacciones que un servidor experimenta al contemplar, en especial los domingos, la sorprendente transformación de algunos malagueños. En muchos casos se trata de personas educadas, respetuosas con el código de la circulación a lo largo de la semana, preocupadas por la seguridad de sus hijos, pero basta que se suban a una bicicleta los fines de semana para que se transformen en modernos asnos, en acémilas de dos ruedas que en la carretera hacen lo que les da la real gana. Una versión sonrojante de Mad Max.

Porque, pese a la implantación de la educación general en España, resulta un enigma que tanto burro en bicicleta se dedique a saltarse en Málaga, de forma automática, todos los semáforos que se le ponen por delante.

Da igual que con ello pongan en riesgo su físico, el de los peatones y que den más de un susto a los vehículos que se incorporan a la carretera. Estos cabestros de la bicicleta todavía no han sido reconducidos a la senda de la civilización.

El corte de mangas a los semáforos de tantos ciclistas malaguitas puede realizarse en grupos de amigachos o bien en solitario, en especial los domingos, cuando el tráfico baja, la policía se ausenta y es la excusa perfecta para hacer el salvaje.

El pasado domingo uno de estos malaguitas metamorfoseado en acémila rodante tuvo que hacer un violento quiebro para no embestir al firmante en un semáforo en verde para los peatones. Después de que un servidor le afeara la conducta contestó tan pancho que a qué venía la queja si había logrado sortear el obstáculo.

El lado bueno es que este híbrido de ganado caballar y bicicleta no es el predominante. Un servidor también ha sido testigo del comportamiento respetuoso de muchos ciclistas.

Pero la policía debería también echar una mano y afear con multas estas exhibiciones de egoísmo e inconsciencia. No puede ser que, subidos a una bicicleta, algunos deportistas se olviden de las normas de circulación con la excusa de que no hay apenas tráfico y hagan de su capa un sayo. En realidad hacen de su capa un asno. Y así nos va.

6 respuestas a «El enigma romano de los asnos en bicicleta»

  1. Me parece bien que los multen…pero que una bici se salte un semáforo no es tan grave como lo hacen los vehiculos desde las 7:45 hasta sabe dios cuando en el cruce Avenida de Valle Inclán con la Avenida de Jorge Silvela…..cientos de coches en serio y cada vez que voy andando o en bicicleta con mi semáforo en verde ellos aceleran y se lo saltan a la torera….

  2. Totalmente de acuerdo.
    Días pasados al cruzar por el puente de Tetuán, a una «señorita» sobre dos ruedas le llamé la atención, pues me iba a tropellar,me dijo:
    Es que esto es un carril bici.
    Le contesté:
    Si, pero yo estoy cruzando por un paso de cebra, y además el semáforo está en rojo para los que vienen en su dirección.
    Lógicamente la tuve que esquivar para que no me atropellara

  3. Totalmente de acuerdo,pero también habría que resaltar el catetismo que sufrimos en Málaga por parte de algunos peatones que confunden el rojo de los carriles bici con pasarelas de moda.añadiendo sea de paso el diseño de estas vías de dos ruedas que como dirían por aquí ¡¡pa meterlos en la cárcel!!.Sin pasar por lo alto a esos asnos sobre cuatro ruedas que te plantan el 4×4 encima del carril bici teniendo estos que cruzar por las zona de peatones o utilizan estos viales como carga y descarga.En definitiva habría que abrir la carpeta de las sanciones para todos.

  4. De los coches que no respetan los pasos de cebra ya ni hablamos porque hemos renunciado, por cansancio, a meter en vereda a los miles de conductores incívicos.

  5. Gran consejo la lectura de El asno de oro, de Lucio Apuleyo.
    Recomendaría leer la edición de la Colección Austral, a cargo de Alfonso Cuatrecasas, excelente traducción con notas a pie de página. No todas las ediciones que circulan son iguales, muchas son traducciones antíguas, con mucho menos sabor.
    Es una novela rica en Mitología, aventuras, erotismo y humor, escrita en el siglo II después de Cristo. Una delicia.

  6. Me parece muy bien que se practique por la ciudad y por los carriles correspondientes el ciclismo, a mi me gusta mucho y aprendí siendo niña sola, ahora no lo hago, pero otra cosa es las barbaridades que veo muy a menudo, saltarse los semáforos, donde no hay carril pasar por las personas sin ninguna precaución con la posibilidad de producir un accidente, que en muchos casos pueden ser tan peligrosos como con un coche o una moto y no tienen en cuenta que si pasa algo ellos también reciben su parte de daño.

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