Málaga es a los índices de lectura lo que Hollande a las bulerías, pero sin embargo están surgiendo editoriales pequeñas y valientes para romper la tendencia
Las estadísticas aseguran que más de un tercio de españoles no lee ni un libro al año (ni siquiera si es algo subido de tono escrito por la exconcejala humanista Olvido Hormigos). Las estadísticas no precisan, como siempre pidió Perales, a qué dedica el tiempo libre ese tercio largo de españoles.
El rato que el resto de españolitos pasa leyendo ¿en qué lo emplean?, ¿en contemplar cómo unos zánganos se rascan los pies en Guadalix de la Sierra?, ¿en comprobar si las tertulias televisivas superan en decibelios a las discotecas?, ¿en criticar la razón pura?, ¿en el imbatible deporte de observar las obras públicas?
Se pueden aducir muchas razones para no leer, especialmente en Málaga que nunca ha sido una ciudad especialmente lectora y lleva años con las obras del Metro como gran atractivo para pasar el tiempo.
Y sin embargo, si damos una vuelta por la Historia de España comprobaremos que nuestro país ha tenido grandes lectores. Sin ir más lejos una de las mayores faenas que le hicieron a Jovellanos cuando le encarcelaron en Mallorca fue prohibirle tener en su celda material para escribir o leer, que es como si a un no lector le quitaran todos los canales perpetrados por Berlusconi. En efecto, la muerte en vida. Por suerte, Jovellanos se las arregló para leer en el talego.
Pero incluso Málaga, que es a la lectura lo que François Hollande al cante por bulerías, nos proporciona saludables sorpresas como la aparición de pequeñas editoriales llenas de propuestas ingeniosas.
Ayer mismo hemos conocido en La Opinión el nacimiento de GasMask, nada menos que una editorial de ensayo que comienza su camino por las letras con un ensayo inédito en español de Arthur Conan Doyle, el padre de Sherlock Holmes, y por tanto con más moral que el Alcoyano (la editorial, no Conan Doyle).
Y hace pocos años, a finales de 2012, que en nuestra ciudad contamos con una editorial de ámbito nacional como Pálido Fuego, que está publicando libros muy interesantes, sobre todo de narrativa actual norteamericana, gracias a las buenas artes de José Luis Amores y Ana Alba que incluso han logradopublicar un libro del reconocido David Foster Wallace, que es algo así como si una editorial independiente norteamericana se hiciera con una novela de Javier Marías. No es moco de pavo.
Y que decir de la reciente editorial Loving Books, del ilustrador malagueño Alejandro Villén. Con sus libros ilustrados sobre Málaga está logrando que malagueños y visitantes lean, conozcan la ciudad y la provincia y de paso que los libros que publican estén entre los más vendidos Navidad tras Navidad.
Lo dicho, los índices de lectura en España quizás superen por muy poco a la media de los participantes en el letrado concurso Mujeres, hombres y viceversa pero incluso en una ciudad tan poco leída como Málaga hay iniciativas lectoras como para no perder la esperanza.
En primer lugar tengo que decir que fue una verdadera pena que desapareciera la papelería y librería Cervantes con el encanto que tenía y en el sitio que estaba, pero las dueñas me dijeron que primero el contrato de arrendamiento de se cumplía y segundo que a ellas no les interesaba porque sus maridos trabajaban y ganaban bien, las dueñas eren hermanas. Tengo que decir que yo soy una acérrima lectora, mi madre estuvo 16 días en el hospital y me leí 3 libros cuidándola ha ella. La lectura te abre muchos mundos que tu no conoces y quizás no conocerás nunca.