Como ejemplo de lo complicado que resulta andar por Málaga con sandalias sin pillar el tétanos o el tifus, la mugrienta esquina de la Casa Natal de Picasso
Mucho antes de que en los años 50 las películas de griegos y romanos pusieran de moda las sandalias, los griegos y romanos ya paseaban por sus calles con estos descapotables del calzado. Las sandalias o «andalias», como también se les llama en Málaga, pues sirven para andar, son uno de los símbolos con más desparpajo del verano y hasta motivaron algunos de los versos más famosos de Manuel Altolaguirre, dedicados a Federico García Lorca: «Las barcas de dos en dos,/ como sandalias del viento/ puestas a secar al sol».
Y sin embargo, en nuestra tierra el desplazamiento con sandalias o chanclas conlleva un riesgo sanitario que algunas usuarias ya han volcado en la red con frases como «Málaga, la ciudad donde te da asco andar con sandalias por la calle». Y la verdad es que desde que Celia Villalobos pusiera de moda los planes de choque para chocar contra la mugre y si es posible arrancarla de la acera, los intentos por contar con una Málaga mínimamente limpia, es decir, sin costra, han sido bastante fallidos.
Pero no hace falta irse a «los barrios», que es lo mismo que decir «a provincias» en Madrid. En el mismo Centro Histórico nos topamos con la mugre a la vuelta de la esquina, y no es una frase hecha: en lugar de entrar en la Casa Natal de Picasso tuerza la esquina (la izquierda, la única que hay) y se topará con una costra mugrienta dispuesta en sucesivos estratos geológicos. Se encuentra al pie de una señal de tráfico que indica el fin de la calle residencial, casi pegada a una de las cristaleras de la Casa Natal.
El Ayuntamiento debería ser consciente de que, de haber existido esta placa de mugre en 1891 nuestro pintor más universal jamás habría podido salir de Málaga rumbo a La Coruña y quién sabe si no se habría limitado a pintar como sus mayores, por la sencilla razón de que el futuro genio se habría quedado adherido a esta costra bacteriológica, con perdón por el palabro.
El problema es que la placa, en vez de limitarse a rodear la señal de tráfico, continúa al pie del bloque y se adentra con malas intenciones por la calle de La Merced, el lateral del mercado de la Merced. Ya me dirán el panorama que tenemos si quieren convertirlo en mercado gourmet. Por eso, tiene razón esta malagueña que expande su ira higiénica por las redes sociales: es peliagudo andar por Málaga con sandalias, incluso con chanclas y «andalias». La única solución que un servidor ve para este verano sería una cura de urgencia: requerir los servicios de una compañía de zapadores para que, armados con picos, palas e incluso con taladros, extraigan los estratos mugrientos más encarnizados. Podrían empezar por la vergonzosa esquina de la Casa Natal. Es una sugerencia.
Comparación en alza
Como cada año por estas fechas, crece el número de los que comparan la Feria del Centro por la tarde con los sanfermines, también por la tarde, pues no hay intención de soltar toros por calle Larios… de momento.
Parece mentira, residir en la capital turistica por excelencia en éste pais, como lo es Málaga, tan llena de mugre en sus aceras, el incumplimiento reiterado de sus ciudadanos de las Ordenanzas municipales, como «La tenencia de animales domésticos», defecaciones y miciones. Por todo ello me hago la siguiente pregunta ¿ Es que éste Consistorio malagueño, le gusta éste espejo publicitario de mugre en sus acera, como tarjet de visita turística?. Caso de ser así, el que suscribe tiene la firme convicción, de anular su residencia en ésta bella y maltratada capital, por su consistorio y ciudadanos. Gracias.-
Ya lo he dicho muchas veces es una vergüenza que las personas que vivimos en Málaga seamos tan guarros, que se salve el que pueda yo si, con lo bonita que es la ciudad y la de cruceros que vienen llenos de turistas con ganas de conocerla y se encuentran con esto, lo repito es un verdadera vergüenza y nos deja en un mal lugar.