Siete meses sin noticias del túnel de la Alcazaba

25 Jun

Pese a que el pleno aprobó en noviembre mejorar el túnel de la Alcazaba, continúa siendo un pasaje del terror a la espera de ser insonorizado alguna década de estas

En el temprano año de 1835 el comandante Tomás Cortés ya propuso enlazar la plaza de la Merced con el Camino de Vélez mediante un túnel. El sueño no se hizo realidad hasta 1999, cuando concluyeron las obras pero no se abrió al tráfico hasta 2001.

16 años después de su conclusión desgraciadamente hay que concluir que las obras siguen incompletas. Un fallido golpe de efecto de la constructora, que quiso encarecer el proyecto un 80% lo único que logró –menos mal– fue aumentar lo presupuestado un 5%. Por el camino se quedó la ansiada insonorización del túnel.

En 16 años que lleva abierto, un servidor no se ha cruzado jamás con ningún concejal que lo cruce a pie. Quizás sea causalidad, claro, pero también es cierto que si lo patearan más el problema habría estado resuelto hace años.

Porque cualquier no asiduo al coche oficial habrá experimentado al cruzarlo la Noche de Walpurgis, en forma de aullidos tribales que hielan la sangre.

Es un rito más de la adolescencia. Pandillas de quinceañeros lo atraviesan y para mostrar su integración en el grupo ladran y aúllan más que en un programa de El Hombre y la Tierra. Ni que decir tiene que el resto de peatones lo único que experimentan son ganas de salir de este túnel tan desagradable lo antes posible.

El año pasado el autor del proyecto y promotor de la idea, el académico de San Telmo Manuel Olmedo –que además codirigió las obras de construcción– presentó al Consejo Social de la Ciudad una propuesta de insonorización que incluía la ampliación de la acera del lado de Gibralfaro hasta los casi 5 metros para uso peatonal con la colocación de una mampara con doble vidrio de seguridad y cámara de aire de 2,40 sobre un murete de un metro. La acera de lado de la calle Alcazabilla quedaría como carril bici.

Lo curioso es que el Consejo Social, que preside el alcalde, aprobó la medida y Francisco de la Torre la presentó en el pleno de noviembre. Aprobada la propuesta, siete meses después todo sigue igual. Los quinceañeros continúan aullando, el resto de peatones lo cruza sobrecogido por los ladridos y el fragor de los motores y como por allí sólo pasan concejales los años bisiestos nadie se acuerda de él. Ya lo dijeron los romanos: los pactos deben cumplirse…. incluido este.

Por el arco

Pasear ayer, a primera hora de la mañana, por las playas era un ejercicio descorazonador pese al atracón de trabajo de los barrenderos de Limasa. La basura desparramada por cientos de malaguitas incívicos, que celebraron la Noche de San Juan y se despreocuparon de la porquería dejada a sus espaldas, resultaba un espectáculo aún más descorazonador al recordar la nota municipal, publicada horas antes de los júas, que apelaba «al civismo y la responsabilidad ciudadana». El concejal de Medio Ambiente Raúl Jiménez pedía además que no se dejaran los desperdicios «desparramados» por la arena. Pues por el arco del triunfo.

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