Un año más, los barrios de ‘Trinidad’ y ‘Perchel’

4 Jun

El Ayuntamiento vuelve a dar un trato gramatical nada cariñoso a los dos barrios históricos de Málaga al privarlos del artículo y juntarlos en ‘Trinidad-Perchel’

Hace unos 4.000 años un egipcio dejó a modo de testamento en su tumba un papiro en el que ponía a caldo el mundo que le tocó vivir.

El autor se quejaba de que en esos días las mujeres engañaban a sus maridos, de que la autoridad abusaba de los débiles, los hijos ya no respetaban a los padres y no se olvidaba de criticar que los comerciantes engañaban a los clientes. Un panorama, pero como recuerda con sorna el filófoso Fernando Savater, este texto confirma que las cosas de nuestro mundo, en líneas generales, nunca han ido de perlas, así que tampoco hay que llevarse las manos a la cabeza cuando surgen contratiempos que, en muchos casos, son los que padece desde la noche de los tiempos todo hijo de vecino.

Las tempranas quejas de este egipcio tienen, eso sí, el efecto de relativizar las penurias actuales, sobre todo si se trata de meteduras de pata oficiales que, año tras año, se repiten y prolongan en el tiempo.

Es el caso del trato gramatical ciertamente mejorable que nuestro Ayuntamiento le dedica a La Trinidad y El Perchel, dos barrios seculares de Málaga que nuestro Consistorio transforma cada año sin ningún sonrojo en el bochornoso mejunje administrativo Trinidad-Perchel.

Así al menos denomina cada año a los dos barrios cada vez que se celebra la semana popular de los corralones. Si la lengua, mejor que cualquier chirimbolo tecnológico, es la que tiene la capacidad de definir con más precisión la realidad, el Ayuntamiento degrada la realidad de estos dos barrios históricos al retirarles su correspondiente artículo y unirlos con un guión.

Aunque por lo que parece, tampoco por separado merecen un trato mejor, de ahí que señale que el año pasado participaron 45 corralones «de Trinidad (sur) y Perchel (norte)» e informe de que se puede visitar la exposición «Recuerdos de Trinidad y Perchel».

Y ahí tenemos un año más dos de los barrios más antiguos de Málaga y con una personalidad bien definida, minusvalorados y arrejuntados e incluso divididos en sectores. Este tratamiento administrativo tan chungo no es sino el reflejo de lo que le ha ocurrido a los dos barrios, con buena parte de sus vecinos originales removidos de sus casas hace décadas por las reformas urbanísticas y ese magma todavía presente de solares sin construir.

Si el firmante fuera vecino de toda la vida de La Trinidad o El Perchel le indignaría que el barrio donde vive fuera conocido por el escueto dúo Trinidad-Perchel, pero luego uno recuerda los lamentos milenarios de ese egipcio muerto tiempo ha y se lo toma a coña marinera.

Un servidor está completamente convencido de que los servicios municipales volverán a hablar el año que viene del hermoso barrio de «Trinidad» y el no menos rumboso de «Perchel». En ocasiones, la administración malagueña recuerda a un buey achacoso y con anteojeras. Nunca se saldrá del surco arado.

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