Camino de una Málaga clónica y ya vista

3 Jun

Instalar una noria gigante a la entrada del puerto, a imitación de Londres, es el camino más seguro hacia la falta de personalidad y el mejunje.

La noria de Londres.
La noria de Londres.

Un estudio de 2010 de la University College de Londres confirma que los nativos digitales tienen más dificultades para leer textos complejos que los que se han criado con libros y periódicos de papel, por esa costumbre de la lectura digital de saltar de un lado al otro de la pantalla, atender a cualquier interrupción y leer de forma superficial.

Si usted lector está acostumbrado a ese tipo de lectura a salto de mata, es probable que eso de «University College de Londres» le haya disuadido de pasar a este párrafo y ya ande por los cerros de Úbeda de su pantalla.

Si por el contrario continúa en la brecha, sepa que en Málaga se está perpetrando, una vez más, una de esas operaciones que se venden a bombo y platillo como hitos memorables en la Historia de la ciudad y que sin embargo tienen la misma sustancia que una comedia de Paco Martínez Soria.

Y no hablamos esta vez de la triquiñuela urbanística de Hoyo de Esparteros, tan denostada en estas páginas, sino de algo que quedaría mucho mejor en un parque temático del Levante español: una noria gigante a la entrada del puerto.

La empresa que propone esta nada original estructura, puesta de nuevo de moda gracias a Londres, aunque en Viena la noria del Prater es muchísimo más veterana, está en su derecho de proponer lo que quiera. Al fin y al cabo hablamos de una noria. No hay más.

Pero a nuestros políticos les corresponde estudiar si el cacharro merece plantar sus reales a la entrada del puerto durante medio año, lo que sin duda reforzaría la imagen de Málaga como ciudad vendida al mejor postor, a la que no le duelen prendas si hay que instalar una noria gigante cuyo impacto visual desgracie aún más el perfil de la ciudad, a juego con las cuestionadas torres de La Malagueta. Todo sea por el beneficio a cualquier precio, valga la redundancia.

Hace dos años, en una desgraciada conjunción de torpes, el Ayuntamiento, la Junta y la Demarcación de Costas hicieron posible la construcción de los chiringuitos ciclópeos de las playas de La Caleta y La Malagueta, el final de los chiringuitos tradicionales para dejar paso a esas moles injustificables que interrumpen el horizonte. La noria gigante iría en esa misma línea de exceso en el emplazamiento inadecuado.

Por lo que parece, Sevilla contará en breve con una noria gigante y es probable que otras ciudades españolas copien la propuesta de Londres en una exhibición memorable de originalidad.

Si no nos basta con tener dos sucursales de museos extranjeros y una noria a imitación de Londres es hora de instalar en Málaga una cúpula acristalada en la Aduana como la del Reichstag; una pista de hielo en la Alameda, copia exacta de la del Rockefeller Center;  levantar en el puerto una réplica del gigantesco buque del XVII Vasa, exhibido en Estocolmo y recrear en la plaza de la Merced las carreras medievales de caballos del Palio de Siena.

Con estos mimbres seremos el mejunje impersonal más rentable de Europa. Ánimo.

4 respuestas a «Camino de una Málaga clónica y ya vista»

  1. Sr. Vázquez, lo dice usted casi todo, por lo que no se puede discrepar ni confirmar. Lo sigo casi a diario y siempre estoy de acuerdo con lo que comenta. El problema está en: ¿sirve para algo? Porque los críticos de la política, el arte y la literatura siglo XIX eran reconocidos y seguidos por el gran público.Servían de guía a la sociedad. Pero ahora, mientras más abunda la crítica en los medios, más parece fomentarse la abundancia de disparates. Quizás lo mejor sería comentar permanentemente la belleza de las cosas, como ha hecho usted algunos días hablando de los árboles y las plantas.

  2. comparto casi al 100% tus comentarios. pero tengo una duda de fondo. ¿ l a estetica, o la belleza deberian ser valores incuedtionables frente a la posibilidad, no se si real en este caso de generar puestos de ttabajo y flujos economicos extra? en esta malaga que tenemos a lo mejor no es mala idea, sobre todo si se consideraran emplazamientod menos centrales

  3. Sr. Leandro Olalla, he pasado los últimos 4 años trabajando en ciudades de toda europa al servicio de una multinacional. No he visto una sola de ellas que realmente obtuviese prosperidad de ese tipo de decisiones, más bien tienden a evitarlas en la medida de lo posible, incluso aquellas del este que tradicionalmente hemos considerado retrasadas con respecto a nosotros. Y me atrevería a decir que esa es una de las claves de su éxito, éxito que amenaza con barrernos del mapa del desarrollo, incluso del turístico de no cejar en este empeño.

    La primera regla de una ciudad, la premisa inviolable, debe ser mantener y reforzar su identidad. La segunda descubrir qué la hace especial, qué tiene que ofrecer y potenciarlo. La tercera tratar de descubrir todos los días qué puede innovar. Y cada regla debe respetar la anterior.

    El éxito fuera de estas reglas suele ser fugaz, con un coste que puede ser fatal (la pérdida de los recursos) y aporta mucho menos beneficio a la ciudad y a sus habitantes que al inversor exterior. Por poner un símil, recuerda al padre que anima al hijo a trabajar desde la infancia por un sueldo modesto el resto de su vida y le disuade de perseguir el prometedor futuro que el desarrollo de sus aptitudes podría reportarle.

    La idea de colocar dicha noria en otro sitio es mucho más sensata. Pero pensemos en los recursos empleados, ¿de verdad no hay mejor manera de invertirlos?

    • Totalmente de acuerdo contigo Francisco Martínez, también tengo esa visión que me ha ha dado el viajar y descubrir el resto del mundo. Por cierto no serás «cliff» de la facultad de derecho de Málaga verdad?

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