En primavera muchos árboles invisibles salen de su anonimato. Otros esperan a ser descubiertos todo el año como la gigantesca causarina de Nueva Málaga
Como alguna vez hemos comentado en esta sección, pese a la gran variedad de árboles que disfrutamos en Málaga, la inmensa mayoría pasan desapercibidos para los malagueños de a pie. Como en el famoso cuento La carta robada de Poe, el mejor sitio para ocultar algo es el más evidente y eso parece ocurrir en Málaga con bellísimos ejemplares de porte muchas veces fastuoso: damos tan por hecho su existencia que muchos malagueños meten en el mismo saco visual un ficus del último tercio del XIX, una farola y un poste de la luz.
En esta época del año, sin embargo, los árboles parecen proclamar a los cuatro vientos su existencia con el despliegue de llamativas floraciones de todas las primaveras.
Uno de los ejemplos más curiosos lo tenemos justo a la entrada del Palmeral de las Sorpresas, hoy frecuentada a diario por miles de personas. Junto a las dos enormes columnatas que escoltan la entrada el cielo se ha llenado de repente de un resplandor azul violaceo que conmueve por su belleza. Se trata de dos jacarandas que rivalizan con las inmensas columnas y eso que hablamos de unos árboles medianos que el resto del año se tornan anónimas para la gran mayoría.
Las jacarandas también despliegan sus encantos y parecen reaparecer en los jardines de Puerta Oscura como en el mes pasado desplegaron las bauhinias sus flores tan parecidas a las orquídeas en la calle San Juan Bosco de Capuchinos.
Pero no es el único requisito exhibirse cuajado de flores para merecer la atención del malagueño. En Nueva Málaga, por ejemplo, monta guardia al pie del barrio uno de los ejemplares más grandes que existen en la capital de casuarina, un árbol de origen australiano del que también hay ejemplos notables en la avenida Juan Sebastián Elcano, aunque este de Nueva Málaga es realmente portentoso.
Como ya informó esta sección hace tres años, la activa asociación de vecinos de Nueva Málaga consiguió por entonces que el Ayuntamiento construyera alrededor del árbol un nuevo alcorque, mucho más airoso, que deja espacio a la causarina para que siga estirándose todo lo que quiera hacia el cielo. De hecho, ya está a punto de superar en altura al edificio que escolta y casi parece rozarlo con sus ramas. Lástima que al mirar hacia arriba acompañen al conjunto unos cables enganchados a una farola, la plaga antiestética de la mayoría de barrios de nuestra ciudad.
¿Y cuántos años tendrá la casuarina? Lo que es seguro es que cuando se plantó el barrio no existía y toda la zona eran fincas y huertas junto al arroyo del Cuarto y aunque su ritmo de crecimiento es rápido, bien podría acercarse al siglo de vida e incluso superarlo.
La próxima vez que pasen por el cruce de la calle Rosa con el Carril de Gamarra, en Nueva Málaga, miren al cielo. Descubrirán un árbol inolvidable. La joya del barrio.
BIEN!
Hay un libro del cual poseo un ejemplar que se denomina Arboles de Málaga, editado por Primtel, colección imagen/dos, con el patrocinio de Proteo y Prometeo. Este libro hace referencia a los árboles mas notables de la provincia de Málaga y entre otros muchos habla de este ejemplar. Comparando la foto del libro, año 95, y la del artículo se aprecia la fuerte poda que le hicieron a saber por qué. Un tercio o mas le falta de copa.