Una tournée en el domingo electoral nos desvela el Guadalmedina salvaje y paradisíaco a la altura de La Palma-Palmilla y Parque del Sur
En una jornada como la del domingo, además de Domingo de Pentecostés, domingo electoral, al firmante le tocó recorrer una docena de colegios electorales de varios barrios de Málaga para describir el ambiente y recoger las sensaciones de los votantes.
Fue muy curioso y bonito comprobar cómo muchos de los votantes más talluditos exhibían el orgullo y la satisfacción de ejercer su derecho democrático. «Ahí vamos, a votar, que no falte», comentaba entre risotadas un vecino de La Luz a un amigo en las proximidades del colegio Nuestra Señora de la Luz, uno de los del censo electoral más grande. Fue la estampa del día, votantes de 70 para arriba con la satisfacción del deber cumplido, conscientes de que algo que hoy se da por hecho como votar al partido que a uno le dé la gana, no lo disfrutaron durante la mitad de sus vidas. Un servidor vio ilusión entre viejos y jóvenes. Y ustedes disculpen que no emplee eso de «mayor» pues tan digna es la palabra viejo como joven y no tiene por qué tener una carga negativa la acumulación de años, algo que por desgracia nuestros políticos, que emplean muy a menudo el papel de fumar para sus menesteres, no comparten.
Y en ese pequeña correría por doce colegios, desde La Palmilla a la Carretera de Cádiz, desde El Palo a Mangas Verdes, hay otra estampa que a un servidor se le quedó grabada y es el panorama del río Guadalmedina a la altura del llamado Puente Mediterráneo, un puente poco conocido en Málaga, al menos con esa denominación; es el que enlaza la avenida Guerrero Strachan con la avenida de Valle Inclán. Desde este puente se ven a uno y otro lado los barrios de La Palma, a lo lejos, y Parque del Sur.
Si tienen tiempo estos días, den una vuelta por él y asómense al cauce. Descubrirán una pequeña selva sobrevolada por las cotorras argentinas que nos hablan no sólo de la fuerza de la Naturaleza sino de la imprevisibilidad del Guadalmedina.
Mucho más abajo, a la altura del NH, la Fundación Ciedes ha pintado con plantillas en los muros del cauce las normas de uso del río. Entre ellas, no usar el cauce si hay riesgo de lluvia, mantenerlo siempre limpio y no utilizarlo el primero miércoles de cada mes (¿porque es usado de aliviadero?).
Ciedes también podría redactar las normas para la parte alta, la tomada por la Naturaleza. Aquí van algunas propuestas: «No se abran paso en exceso con el machete para no dañar la vegetación», «No espanten a las cotorras argentinas y demás aves tropicales», «Prohibido comer del árbol del pan», «En caso de avistamiento de pumas, osos hormigueros, elefantes indios o koalas llamen al centro zoosanitario municipal». No son exageraciones. En el Guadalmedina todo puede pasar…salvo que lo arreglen.
Elecciones 2015
El refranero toma cuerpo electoral: «En la variedad está el gusto».