En Hacienda Cabello una parcela asilvestrada junto a la avenida del Lope de Vega esconde un tesoro nada ejemplar de basura y escombros
El pasado lunes la asociación de vecinos Rappa Cabello, de las viviendas sociales de la Hacienda Cabello, junto a la desaladora del Atabal, denunció la existencia de una parcela completamente asilvestrada, propiedad de una junta de compensación formada por el Ejército y Unicaja.
Los vecinos informaron de que mientras los militares habían hecho sus deberes en su parte, la antigua caja de ahorros tenía todo el campo manga por hombro.
Los terrenos se encuentran junto al parque dedicado al pintor Torres Matas, zona verde de la que hablaremos otro día. La parcela, al estar vallada en parte, es totalmente accesible, al menos para el que esté preparado a perderse en un proceloso océano de matorrales. Y aunque no hay camino de losetas amarillas, algo que ayudó mucho a la Dorothy del Mago de Oz, sí que cuenta con pequeños senderos, aunque hay que estar alerta por el gran número de mojones, y no precisamente kilométricos, que lo jalonan. Es evidente que este campo asilvestrado y abandonado es empleado por muchos vecinos del entorno para pasear a sus perros.
Pero el abandono no impide que la parcela tenga un rendimiento económico: una imponente hilera de carteles publicitarios que mira al tráfico que sube hacia el Puerto de la Torre, la avenida Lope de Vega.
Precisamente lo más inexplicable es que al pie de estos carteles se acumule, como mínimo desde el año pasado, según pudo comprobar el firmante, una montaña ingente de bolsas de basura sazonada con bolsas de escombros, un cerro malsano que debería empujar a los responsables del terreno a limpiarlo por vergüenza torera o al Ayuntamiento a obligar al desalojo de la montaña de basura, a escasos metros de la avenida Lope de Vega y en concreto, a pocos pasos de la parada de la EMT, en concreto la número 2116, por si alguien está interesado retirar la mugre.
De todas formas la vegetación crece de una manera tan incontrolada en este territorio olvidado que también cuenta casi con un bosquete en el que hay signos de ocupación humana: ropas y envases de comidas espurreadas por doquier.
Lo único memorable de este terreno son las espléndidas vistas al Cerro de la Tortuga. A los propietarios corresponde ahora enmendar tanto abandono y como piden los vecinos, limpiar y dignificar la zona.
Esta sección se puso en contacto ayer con Unicaja. Una portavoz explicó que en primer lugar el banco va a identificar los terrenos y si son de su propiedad, comprobará su estado. Confiemos en que cambie a mejor. No es difícil.
El refuerzo
En 1649 la suciedad florecía tanto en Málaga que el cabildo contrató cinco mulas, bien que «muy viejas, flacas y mal tratadas» para tirar de los carros que recogieran las inmundicias.
No deberían de dar ejemplo esas entidades y limpiar y no dejar que la basura se acumule porque ya tenemos el verano en puerta y los insectos, ratas y demás bichos campearan a sus anchas además del mal olor que produce la basura.