Las deficientes losetas de pizarra y el trasiego han convertido esta recta paralela a calle Larios en una vía ideal para las caídas peatonales
El callejero de Málaga es a veces inescrutable, como esa recta mucho más pequeña que la calle Larios, paralela a esta, que tiene nada menos que tres nombres: Mesón de Vélez, calle Doctor Felipe Sánchez de la Cuesta y Alarcón (un poco más y hay que juntar dos placas para que quepa entero) y por último la calle dedicada al constructor y cofrade Antonio Baena Gómez.
En cierta manera es el recuerdo del laberinto de calles por el que se abrió paso la calle Larios, pues recta tan céntrica sólo existía la calle Nueva.
Lo que también nos retrotrae al pasado es, justamente, el estado del piso de estas tres calles. Presentan a lo largo del año una estado tan deprimente que más de una vez un servidor se ha preguntado si no estaremos en realidad ante una antiquísima cañada real muy especial por laque transitan, además del ganado trashumante los elefantes que recorren el camino final hacia su inencontrable cementerio.
El caso es que, pese a su céntrico emplazamiento, presenta una de las colecciones más amplias de Málaga en lo que a losetas rotas se refiere y buena parte del año ni siquiera hay losetas en algunos puntos.
La vida en este enclave se puede ver desde varios puntos de vista. Así, los peatones tienen muchas posibilidades de desgraciarse pero también de demandar al Ayuntamiento por el mal estado del piso, causante de caídas varias.
Puede que se trate de la mala elección de las losetas, un tipo de pizarra bastante chungo, según admite un informe municipal aunque no en estos términos y tampoco ayudará el paso exagerado de camioncitos de transporte… o de elefantes. En todo caso es un problema que sigue sin resolverse. En la actualidad el pavimento de este trío de calles es un remiendo continuo en forma de losetas de los tonos más variados que en nada coinciden con el pavimento original, instalado hace unos tres lustros.
Se trata sin duda de un llamativo punto negro en el Centro Histórico, como también los son las plazas del Siglo, del Carbón y del cardenal Spínola con su pésimo adoquinado. A ver si las elecciones logran conmover el corazón de nuestros candidatos y algo cambia, a mejor.
Listones y autobuses
La semana pasada hablábamos del ambiente grotesco (en el sentido originario de gruta) que podemos encontrar en los nuevos autobuses articulados de la EMT por la presencia de grandes listones opacos en varios ventanales, algo que impide la entrada de luz natural y también el contemplar bien la ciudad por la que el autobús avanza.
Como en otras ocasiones ha recogido el guante Miguel Ruiz, gerente de la EMT, que ha admitido la falta de luz a causa de los listones, pero informa de que son provisionales pues serán sustituidos por otros «microperforados que sí dejan pasar la luz».
«El caso es que está previsto que nos lo cambien todos, labor que se realizará en breve», apunta. Ya falta menos.