Viaje a los cráteres lunares de la calle Parras

18 Abr

Entre la calle Parras y la calle Alta, en la olvidada periferia céntrica, una parcela de la Junta y el Ayuntamiento da días de gloria a los vecinos

En su lucha incesante por la supervivencia y las proteínas, los hombres prehistóricos a la caza del mamut seguramente sintieron la curiosidad científica de examinar, bien que a prudente distancia, el portento de una boñiga de tan fascinantes criaturas.

Perdido el miedo de los momentos iniciales y tras acercarse a la deposición, comprobarían en sus narices una de las leyes de la Física y es que el olor de una boñiga, lejos de permanecer en un discreto segundo plano –a ras de tierra– se expande y asciende hasta tocarles las narices.

Miles de años después, este fenómeno ya comprobado en los albores de la Humanidad se repite a diario en el trecho que va de la calle Parras a la calle Alta, en una de las zonas más olvidadas de la periferia céntrica de Málaga. Justo ahí, en la zona que limita conn las dos calles se aposentan quizás desde el Pleistoceno dos pequeños solares vacíos.

La particularidad es que mientras uno pertenece a la Junta, el segundo es del Ayuntamiento, así que en este caso, milagrosamente, no se han producido muchas pullas en la prensa de una administración contra la otra ya que las dos exhiben un muermo administrativo sólo comparable a la lentitud con la que se suceden las eras geológicas.

Los dos solares forman una especie de suelo lunar lleno de cráteres, en forma de ele, que con el paso de los años se ha convertido en un lugar tradicional para que los perros hagan lo que puedan mientras sus dueños miran para otro lado.

Este firmante pudo hablar esta semana con un matrimonio de sufridos vecinos de calle Parras, cuya vivienda tiene un balcón que asoma a uno de estos cráteres. El balcón se ha convertido en perpetuo puesto de vigía para impedir que los perros jiñen (con perdón) en las proximidades, ya que el tufo sube a velocidad de vértigo desde el cráter hasta el balcón, fenómeno físico que, lamentan, se respira en todas las casas que rodean este conjunto de agujeros.

El que da a la calle Parras, por cierto, exhibe un cartel de edad indefinida, instalado por la Junta, que informa de la intervención arqueológica preventiva en estos dos solares, antes de la construcción de 28 VPA, incluidos local, garaje y trasteros.

Como las catas siguen al aire, da la impresión de que, al igual que en Pompeya, la erupción sorpresa de un volcán ha dejado las cosas a medio hacer, con el subsuelo a medio descubrir, circunstancia que no impide que los coches entren por las vallas rotas de la parcela y aparquen a pocos centímetros de las catas. El riesgo de despeñamiento está ahí.

Pese a la incomodidad de la superficie, un servidor propone que este ágora lunar sea el lugar escogido para un buen número de debates al aire libre con candidatos a la Alcaldía. Puede que de esta forma, mientras hollan el terreno y respiran aires nada vivificadores, nuestros candidatos se comprometan a vallar en condiciones el terrenito e incluso a construir algo en él o a ajardinarlo. Cualquier cosa antes que este cagadero prehistórico.

2 respuestas a «Viaje a los cráteres lunares de la calle Parras»

  1. Es una pena que sin ser el centro o sea Calle Larios, está cerca y que lo tengan tan abandonado es una vergüenza, no sería extraño que hubiera incluso ratas y otros animales. Si no me equivoco por ahí está la casa hermandad de la Pollinica, le hacen flaco favor. Un abrazo.

  2. este cerca de calle larios o no, es una vergüenza que los vecinos de Málaga tengan q soportar esta dejadez y este mal estado de los barrios. La ciudad necesita un plan integral de regeneración de los barrios, que cada distrito tenga protagonismo, voz y voto y NO un maquillaje como el que están haciendo para las elecciones

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