El misterio de los manojitos de boquerones

14 Abr

Manuel Andrino, notario salmantino de Marbella, ya fallecido, escribió una preciosa investigación histórica sobre el origen de los boquerones victorianos

Al menos desde la Reconquista, cuando Málaga fue repoblada por numerosos sevillanos y cordobeses y tras la expulsión de los moriscos por gaditanos y sevillanos en su mayoría (con perdón para los localistas) ha quedado constatado que nuestra ciudad es como una pequeña Madrid, con gente venida de todas partes.

Muy cerca de Málaga, en otra tierra cosmpolita como es Marbella, ejerció durante cinco años el notario salmantino Manuel Andrino. Fallecido en 2008, su familia encontró un lápiz digital con un libro felizmente publicado hace dos años y que demuestra el interés de este bibliófilo empedernido por la Historia de Málaga.

Un servidor les recomienda fervientemente el librito Victorianos ¿Denominación jocosa o conventual? Málaga y sus boquerones, de la editorial de buena tinta –en la que el firmante no tiene intereses empresariales–.

El libro expone una preciosa teoría sobre el porqué de que a los boquerones de Málaga se les llama en alguna época del año victorianos.

Es una teoría, sí, pero muy buen fundamentada, que comienza por descartar las dos explicaciones clásicas que manejamos muchos malagueños. Para Manuel Andrino no se llaman victorianos porque sean de un tamaño especialmente pequeño los boquerones de septiembre, los del mes de la Virgen de la Victoria. Boquerones pequeños, destaca, hay todo el año, aparte de que las antiguas ordenanzas municipales prohibían pescar con jábega desde el Domingo de Resurección hasta San Miguel.

Ni mucho menos se llaman así por el Rincón de la Victoria. El nombre del pueblo es de finales del XIX y la primera mención a los boquerones victorianos es del XVIII, aparte de que los rinconeros no cambiaron las viñas por la pesca hasta la irrupción de la filoxera.

El autor cree que el origen podría estar en los frailes mínimos de la Victoria, llegados tras la Reconquista, también llamados frailes victorianos. Estos frailes de San Francisco de Paula, mínimos para recalcar su humildad, no comían carne y su dieta consistía en pan, agua, legumbres y pescado y de este, la humilde morralla, con los boquerones más pequeños.

Los frailes, cuando bajaban a Málaga desde el convento de la Victoria se aposentaban en su propio mesón, el de la Victoria, primero junto la puerta de la Espartería y en el XVII en el actual Museo de Artes Populares. No es improbable que los malagueños llamasen victorianos a los boquerones que comían los frailes, sin despreciar el doble sentido de los boquerones mínimos, diminutos y a la vez los que servían de alimento a los frailes.

Y una última teoría, todavía más bonita: los mínimos bien podían presentar su modesta comida con los boquerones unidos por la cola, pues peces unidos por la cola es un símbolo del Cristianismo primitivo. ¿Serían además estos frailes los inventores del manojito de boquerones? Todo pudo ser.

Una respuesta a «El misterio de los manojitos de boquerones»

  1. Mi abuelo Manuel (el notario salmantino autor de Los boquerones victorianos), tenía talento para escribir según mis familiares me decían . Soy su primer nieto barón y llegue a conocerle bien. Para mi ha sido siempre uno de los mejores abuelos que he tenido. Este hombre sabia manejar la cultura y las letras como los antiguos templarios. Ha sido fuente de inspiración para muchos de nosotros. Toda mi familia le aprecia mucho y esta novela a hecho que se cumpla su último deseo.

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