En el barrio quedan salpicados en sus calles un número apreciable de solares, en estos tiempos tomados por la hierba crecida y con curiosas huellas del pasado
Al hilo hace unos días de una crónica en esta sección sobre la doble hilera de bauhinias en la calle San Juan Bosco, una espectacular avenida de la Primavera, como la que también jalona la cuesta de Churriana (la Carretera de Coín) aunque en esta los ejemplares son más jóvenes, un lector llamó la atención sobre un hecho menos bucólico: la cantidad de solares que hay en Capuchinos.
Y tiene razón porque en muchos casos, en la propia calle de San Juan Bosco, detrás de la exuberancia de estos árboles de origen asiático se tuestan al sol varios solares que dan a Capuchinos el aspecto de barrio herido por la crisis, aunque sin llegar a ese barrio-solar que sigue siendo, por desgracia, La Trinidad, como bien denuncia la asociación de vecinos de este último barrio, con su combativo presidente Juan Romero al frente.
Lo único positivo del asunto es que, en esta estación, los solares dejan de ser en su mayoría territorios ponzoñosos y nos sorprenden con una explosión de vigor vegetal que ríase usted del Amazonas.
Lo podemos comprobar en un vetusto solar de la Carrera de Capuchinos. Se trata de un terreno de notables dimensiones, en el lado derecho, según se sube para la plaza de Capuchinos. Lo ocupaban tres manzanas de casas antiguas, con patio central, de las que a finales de los noventa ya había desaparecido una de ellas y el resto fue demolido hacia 2010. Durante un periodo el terrenito fue utilizado como aparcamiento pero hace tiempo que está vallado y con esto de la llegada de la primavera, en su interior bien podría rodarse un episodio del programa Frank de la Jungla.
Resulta llamativo el contraste entre el follaje salvaje y las paredes medianeras del fondo. Y como único resto de las antiguas casas que se levantaron en este parcelón, en una de las paredes se aprecia todavía el hueco que dejó una hornacina, de la que sólo ha quedado el dibujo del altar y un tejadito de tejas blancas y azules para proteger de la lluvia, en este patio hoy arrasado, alguna imagen religiosa, quién sabe si la Divina Pastora.
Precisamente, y con los trabajadores del plan de empleo joven, el Ayuntamiento ha limpiado hace pocas semanas tres de estos solares.
Y en el arranque de la calle Capuchinos, en el cruce con la calle Postigo, ya con la Cruz del Molinillo a la vista, dormita otro parcelón en cuesta, del que sólo queda como recuerda del pasado una escalera de piedra que termina bruscamente y no lleva pues, a ningún sitio.
El firmante recuerda haber escuchado en su niñez que por esta escalera bajaron los soldados italianos que tomaron Málaga en febrero del 37, pero bien podría tratarse de otra cuesta vecina. Historias de Málaga convertidas en solares que la Naturaleza ha tenido el detalle de cubrir de hierba.
1 de mayo
Un recuerdo para los que nada tienen hoy que celebrar.