Un paseo en autobús para descubrir edificios

27 Mar

Debería organizarse un paseo en autobús turístico para nuestros políticos con el fin de que descubran decenas de edificios notables sin protección alguna

Se han puesto de moda en la mayoría de ciudades importantes de Europa los buses turísticos. Recordemos que en la inauguración del autobús de dos pisos que iba a mostrar Málaga a los visitantes algunos de nuestros representantes públicos tomaron asiento en el piso superior y no sabían la que les esperaba: como si estuvieran en el interior de un videojuego, tuvieron que sortear los zurriagazos de las ramas de los árboles, pues las podas no se habían puesto todavía a tono con el recorrido oficial del autobús.

Anécdotas botánicas aparte, el autobús turístico sería el medio ideal para que políticos de varias administraciones, acompañados por técnicos municipales de Urbanismo, recorrieran Málaga para conocer de primera mano ese centenar largo de edificios (quedándonos cortos) que por alguna razón incomprensible no han merecido entrar en nuestro catálogo de edificios protegidos del PGOU.

Al contrario que en otros rincones de España menos bravíos que esta ciudad costera, el catálogo lleva una dieta estricta desde hace más de 30 años, hasta el punto de que la Junta tuvo que enmendar la plana hace pocos años al Ayuntamiento y reforzar la protección de un buen trozo de Málaga Este, ante el riesgo de derribo de una vivienda del arquitecto autor del Teatro Cervantes, Gerónimo Cuervo –y no Jerónimo, como se acostumbra a escribir– en la avenida del Pintor Sorolla, como adelantó La Opinión.

Miremos a donde miremos, nos topamos con edificios históricos que pueden ser demolidos sin que nadie pueda levantar un dedo. Como ejemplo de tres edificios notables y antiguos que no tienen la suerte de estar incluidos en el catálogo del PGOU –aunque en Málaga eso no asegura su pervivencia– sólo tendríamos que conducir el autobús con nuestros próceres por la avenida de Fátima, donde ayer dejamos ese espantoso solar de paredes naranja oscuro junto a la peña Trinitaria.

En la manzana entre las calles La Regente y Ventura Rodríguez hay tres edificios muy notables que sencillamente no merecen caer en el futuro bajo la picota y alguien debería echarles un vistazo.

El primero de ellos, el de la farmacia, parece un ejemplo modesto pero al mismo tiempo hermoso de arquitectura regionalista, con un chaflán muy bien resuelto.

El segundo, el número 21, dos manzanas más hacia el puente de la Aurora, es un precioso edificio de tres plantas y restaurado en el que resaltan los dinteles cuajados de adornos modernistas, con los clásicos elementos vegetales.

A continuación viene un edifico cerrado a cal y canto con jambas y dinteles de ladrillo visto, salvo la primera planta, de piedra blanca y que parece como mínimo de los años 30. El catálogo del PGOU sólo protege en toda la avenida de Fátima la iglesia de Fátima. Hora es de que nuestros políticos regresen al autobús turístico.

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