Plan sideral para enviar la tribuna al cosmos

24 Mar

Hoy proponemos una sugerente idea, inspirada en Stanley Kubrick, para que el Centro Histórico descanse de la simpar tribuna de Semana Santa

Si recuerdan el nebuloso final de 2001: Una Odisea del Espacio, el astronauta protagonista aparece encerrado en una especie de barroca casa de muñecas, a modo de cobaya en manos de una inteligencia alienígena superior, lo que no es tan difícil de imaginar si hemos seguido la campaña electoral andaluza.

Pues bien, quizás alguno de ustedes se sienta como ese perplejo astronauta: manejado por una inteligencia, si no superior, por lo menos puñetera a más no poder, porque, ahí coincidirán conmigo, lo que no se puede es jugar con los sentimientos.

El primer destello de esperanza llegó hace unos años, cuando un grupo de ladrones, tocados por el delito pero también por el destino, se dedicó a sisar piezas de la estructura horteril que colapsa desde hace demasiado tiempo la plaza de la Constitución.

Sin dejar de condenar el robo, muchos vimos ahí una oportunidad para que la tribuna de Semana Santa de la Agrupación de las Cofradías, la burbuja inmobiliaria hecha tribuna, diera paso a algo más proporcionado y respetuoso con el entorno. La oportunidad para abandonar una estética que parece diseñada por Paco El Pocero con los restos de una atracción descartada del Tívoli estaba ahí, pero nadie la atrapó al vuelo.

Y sin embargo, si duro fue admitir la realidad, lo del año pasado fue incluso peor. La presentación de un proyecto que desterraba esta suerte de plataforma de misiles forrada de rojo levantó verdadera expectación.

Por primera vez en más de una década, para la plaza de la Constitución se ideaba una tribuna importante y discreta a partes iguales, como el modelo anterior a La Cosa. Se acababa la sensación de entrar en el sambódromo de Río de Janeiro nada más atisbar el final de la calle Larios.

Pero este proyecto, como el que resultó ganador para el nuevo río Guadalmedina, traducido al lenguaje social es un «nos vemos y hablamos», un buen proyecto que permanecerán el tiempo que haga falta donde quería Platón: en el mundo de las ideas…por lo menos hasta que no haya dinero a espuertas.

Así que, si nadie lo remedia, la Semana Santa de Málaga del siglo XXI tendrá que convivir mucho tiempo con esta pesadilla ostentórea que la mayoría de los días de la Semana Grande ni siquiera se ocupa del todo, salvo si pasa la Legión o la Esperanza.

Y puesto que no hay manera de desembarazarse de este engendro que nos desgracia el Centro Histórico, ¿por qué no darle nuevos usos?

Ahí tenemos por ejemplo el espectáculo de los fuegos artificiales de la Feria de Agosto. Instalada la tribuna en la playa de la Malagueta con su buena ración de ruedas, tracas y otros artículos pirotécnicos, si en la base se colocan suficientes cohetes, ¿quién afirma que no puede ascender por el cielo y perderse en el espacio sideral hasta alcanzar la estancia barroca del astronauta de 2001? Allí, tan lejos, quedaría de cine. Ánimo.

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