La huella de los homínidos en Ciudad Jardín

5 Mar

En la calle Sánchez Albarrán subsisten los restos ennegrecidos de un parque infantil, quemado a finales de enero por plantígrados anónimos

La calle Díaz Camacho recuerda a un autor malagueño de teatro que representó sus obras en el desaparecido Teatro Principal a mediados del siglo XIX. Hoy en ese entorno, la plaza del Teatro, se encuentra el cascarón más grande del mundo, desde que se extinguieron los dinosaurios. Hablamos de los dos edificios gemelos, levantados por el arquitecto Rafael Mijtana justo en los años en los que Manuel Díaz Camacho estrenaba sus obras.

Pero volviendo al dramaturgo, la calle que lo recuerda es una sinuosa sucesión de curvas que asciende con disimulo por las lomas de Ciudad Jardín, hasta llegar a una suerte de escalinata de Odessa, para cuyo ascenso hace falta tener el ánimo a punto y rodillas de titanio. Cuando se corona la cumbre, con lo que el paseante se encuentra es con la calle Sánchez Albarrán y la vecina urbanización de Parque Virginia.

En este entorno tan bonito, las fuerzas homúnculas de Málaga, las que sueñan con un futuro que suponga el retorno a los árboles, el regreso al planeta de los simios, dejó su huella a finales de enero. Porque a pocos metros de la urbanización se encuentra una pequeña hondonada en la que se encontraba un parque infantil bastante apañado, rodeado de jacarandas, un enorme ficus y cicas.

Yo no sé si ustedes saben que un parque infantil vale un ojo de la cara y más uno como este, en el centro de una suerte de ágora y a su vez en mitad de la prolongada cuesta que es la calle Sánchez Albarrán (por cierto, los apellidos de otro autor de teatro, gaditano pero criado en Málaga, contemporáneo del anterior. Todo queda en familia).

El caso es que a finales de enero, un grupo de vándalos garrulos cuyo porvenir no parece que esté en el concurso Saber y Ganar incendió el núcleo principal del parque infantil. Un acto radicalmente memo, además de gratuito. En el fuego ardió, además de parte del presupuesto municipal, las ilusiones de muchos niños de la zona, que se pasarán una temporadita sin su parque.

Todavía hoy, el parque se encuentra en estado huérfano, con su superficie central arrasada y ennegrecida, como la dimensión ética de los autores o el autor de la hazaña. Ojalá que el tiempo, además de lograr que el parque resurja, aplaque los ardores homínidos de quienes se divierten pegando fuego a la diversión de los niños. Suerte.

La importancia

En un rincón de Málaga tan poco propicio para la poesía o para trasladarse a Babia como la Ronda Oeste, buena parte de sus cunetas han comenzado a plagarse de flores amarillas en esta súbita primavera adelantada.

Contemplar esa ebullición de flores rodeados de instalaciones comerciales e industriales que pasan por la ventanilla del coche a la velocidad del cohete es un pequeño recordatorio de las cosas importantes de la vida.

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