Un garbanzón negro en el parque de San Miguel

4 Mar

El kiosco del parque permanece desde tiempo inmemorial cerrado, con los servicios tapiados y atiborrado de pintadas, así que ni se limpia ni se retira

Si el garbanzo negro y la oveja negra aluden al elemento negativo de un colectivo. El parque del Cementerio de San Rafael, esa zona verde con aspecto de parque inglés si no fuera por esas lomas que aspiran a ser cordilleras, también tiene su garbanzo negro. Aunque habría que hablar de un garbazón o más bien, de un meteorito negro como el carbón y del tamaño del ego de Belén Esteban.

Se trata de un kiosco situado en el punto central de la explanada principal del parque. Un experto en Urbanismo hablaría de que el kiosco «establece un diálogo con la trama arbórea» pero en realidad estamos ante un diálogo de sordos porque el kiosco está atiborrado de pintadas negras, tal es el poder de algunos ególatras con spray.

Lo único positivo del garbanzón negro es que sus servicios han sido clausurados, porque, por esto de los gajes del oficio, el firmante tuvo que inspeccionarlos y fue lo más parecido a visitar uno de los círculo del infierno, sólo que no olía precisamente a azufre. El Ayuntamiento bien podría decidirse de una vez, pasados tantos años, en limpiar las pintadas o bien en desmontar este vejado artefacto y retirarlo de un parque tan bonito.

Un parque en el que ya empiezan a aparecer las primeras flores en los árboles del amor, señal inequívoca de que estamos ya en marzo y también calientan motores los hermosísimos árboles del coral.

Y una señal inequívoca de que estamos en el parque de San Miguel es la gran cantidad de perros sueltos. Los carteles del Ayuntamiento que recuerdan que no está permitido soltar a los perros y que deben entrar en esta zona verde con correa, parecen estar escritos en finlandés, por el poco caso que le prestan los dueños de los animales.

El parque, por otra parte, tenía ayer un aspecto de estreno primaveral, aunque todavía queden unos días para el evento. Hay que mencionar la extinta fuente que algunos ungulados utilizaban para arrancar placas de mármol y lanzarlas a su vez al vaso (algún tipo de rito prehistórico para expulsar la memez, posiblemente nada exitoso).

Desterrada finalmente por el Ayuntamiento, pues el decreto de sequía ayudó a la extracción ilegal de mármoles de la fuente, el Consistorio al final la ha sustituido por unos parterres con muchas plantas.

Y merece la pena subir el cerro para ver las vistas de Málaga, con el lejano Monte Coronado al fondo. El parque tiene también árboles veteranos como un eucalipto de gran porte y tonelaje. Y hablando de árboles, uno de ellos sigue creciendo, como amarrado a un rencor, a pocos centímetros de una de las dos puertas de entrada al camposanto exentas que tiene el parque.

Si la primera es de 1849, la segunda, la que tiene este árbol de guardaespaldas es de 1895 y está por ver que un ejemplar de esta guisa, situado tan próximo y con su buen condimento de raíces, no termina por jorobar una puerta tan estupenda pero también tan olvidada.

Una respuesta a «Un garbanzón negro en el parque de San Miguel»

  1. El estado del parque es lamentable, lleno de perros porq el ayuntamiento no se atreve a multar parano perder votos (ayer había PITBULLS sueltos), lleno de pintadas de grupos radicales, en fin, una lástima. Hace varios meses se hizo una limpieza a medias, quitando algunos grafitis y dejando muchos otros. Es increíble, un paruqe así en cualquier ciudad de españa es impensable.

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