Ha pasado más de un año desde que el Ayuntamiento pasara tres pueblos de reponer el cartelito informativo del Museo Picasso en calle Granada con San Agustín
Faltan pocos días para que las mentes pensantes de Málaga y Andalucía se den cita en Berlín en la Feria Internacional del Turismo. Será el momento para volver a escuchar esa extraña jerga semipitagórica que habla de segmentos y segmentaciones, sin olvidar los porcentajes de pernoctaciones registrados en Andalucía y la Ciudad del Paraíso, aspecto este que misteriosamente encandila a todos los que rigen los destinos turísticos de estos lares.
Y será estupendo escuchar que Málaga capital se reinventa y ofrece ya un perfil museístico bastante alejado del famoso Carromato de Max, diminuta recopilación de portentos.
Por eso, a un servidor sólo se le ocurren explicaciones que se salen de lo común para tratar de entender por qué nuestro Ayuntamiento no considera necesario reponer, después de más de un año de ausencia, el cartel indicativo del Museo Picasso en la esquina de su calle, San Agustín, con la calle Granada, la conexión entre la plaza de la Constitución y la casa natal del artista, de ahí que no sea, precisamente, una vía secundaria de turistas.
Más de una vez hemos comentado esta sorprendente falta de reflejos burocráticos y de sensibilidad política con el principal museo de la ciudad. Y un servidor no entiende cómo un Consistorio capaz de enviar delegaciones turísticas a Berlín, Moscú o China y con la seguridad suficiente como para presentar la ciudad como candidata a capital cultural de Europa, no es capaz de reponer un cartelito informativo de relativa importancia turística en 13 meses.
Por eso, esto no puede tratarse de abulia político-administrativa, de incompetencia en grado sumo, de pasividad absoluta porque se trata de un museo de la Junta y para qué andarse con prisas. Son explicaciones demasiado simples y demagógicas. El firmante ha tratado de entender este misterio. Aquí van algunas teorías:
Teoría africana. El material con el que se fabrican los cartelitos es un carísimo metal que sólo se localiza en una mina de Uganda, cuyos trabajadores llevan un año de huelga porque el convenio sólo contempla tres días de asuntos propios.
Teoría alienígena. Un nave extraterrestre ha abducido al funcionario encargado de imprimir los carteles turísticos y ha solicitado una excedencia.
Teoría de la biela. A la máquina encargada de hacer los carteles se le ha roto una biela. La pieza de reemplazo, copia exacta de la pieza rota, es 2 centímetros más pequeña que la original. Se ha pedido el repuesto a la fábrica finlandesa que las produce en el Círculo Polar Ártico, donde una tormenta de nieve tiene atrapado desde enero de 2014 al trineo distribuidor tirado por renos.
Teoría pictórica. Una violenta discusión entre los dos bandos del equipo de gobierno, el de los concejales partidarios de la época azul de Picasso y los de la época rosa, ha hecho saltar en pedazos la coordinación municipal. Y así seguimos. A estas alturas cualquier explicación es posible. Que se prepare el Pompidou.
Hablando de carteles y demas nunca repuestos. Mas llamativo aun es la no reposicion del busto de Jorge Guillen en la rotonda que lleva su nombre en el Paseo de la Farola, desaparecio con las obras del muelle Uno y nunca mas se supo. Igual piensan poner al jeque arabe ese del Malaga. Los malagueños carecemos de memoria. Nadie ha exigido su reposicion, ni los periodistas ni los que van de malagueñismo, ni ¡podemos¡ que ejercen de mosca cojonera. Por cierto tambien hubo una paloma de Picaso, obra de Berrocal, en la Plaza de la Malagueta, frente a Antonio Martin, y esta si que volo sin que nadie se haya acordado de ella.
¡Eres un artista! Me gusta como relatas y denuncias a los que pasan 3 pueblos ¡Gracias!