Los miles de kilos de naranjas de las calles de Málaga ya no terminan transformadas en mermelada de naranja amarga para el desayuno de ingleses y franceses
Cada vez que llega el mes de enero, una pregunta se escucha por toda Málaga. En especial por los barrios y rincones en los que abundan las naranjas, ya sea en Carranque, Ciudad Jardín, la Cruz del Humilladero o los jardines de Pedro Luis Alonso. ¿Qué hacen con ellas?
La verdad es que la crisis ha cambiado por completo el destino de las naranjas malagueñas. Antes de que los grandes chiringuitos financieros hicieran de las suyas, una empresa recogía todos los años, por estas fechas, unos 12.000 kilos de naranjas de las calles de Málaga.
El destino era Sevilla, donde la cáscara se empleaba como pienso para animales, pero el grueso del envío se transformaba, con la ayuda de miel y azúcar, en mermelada de naranja amarga o bien confitura (al cocer las naranjas en almíbar). Todo este cargamento se mandaba al Reino Unido y en menor parte a Francia para alegrarles el desayuno a ingleses y franceses.
Porque hay que aclarar, sobre todo a los guiris, que las naranjas de las calles de Málaga son naranjas amargas. Los naranjos no tienen injertos así que no dan naranjas dulces. A pesar de esta advertencia, cada año decenas de visitantes extranjeros se aventuran a probar naranjas de la calle y terminan con el rostro estremecido (como el del Fari, que en paz descanse, comiendo limón).
Pero hablando de limones, en algunas calles del Puerto de la Torre los vecinos ya se han hartado de convivir con árboles que dan unos frutos cuyo sabor les recuerda al carácter de Belén Esteban. Por este motivo, los vecinos han hecho injertos de limoneros en los naranjos. Por lo menos los limones sirven para algo, argumentan.
Este curiosísimo espectáculo puede verse, por ejemplo, en la calle Xilófono: naranjos con una rama díscola cuajada de limones.
¿Y qué se hace hoy por hoy con las naranjas? El concejal de Medio Ambiente, Raúl Jiménez, explica a esta sección que ahora mismo no hay empresas interesadas en recogerlas para hacer mermelada amarga o pienso, «aunque estaríamos encantados de que alguna empresa lo hiciera». comenta. Así que de recogerlas se encarga Parques y Jardines, que envía los miles de kilos al vertedero de Los Ruices y con las naranjas y restos de podas que también recoge, elabora compost.
Las naranjas por tanto, vuelven a la tierra en forma de alimento para las plantas. Bonito final, pero para el Ayuntamiento sería más productivo volver a hacer negocio con ellas.
¿Y por qué no copiar a los vecinos del Puerto de la Torre y convertir los improductivos naranjos en limoneros? También eso lo barajó el Consistorio pero se trata de una idea desechada por la competencia desleal que harían a los productores malagueños de limones.
Otra cosa sería devolver de forma simbólica, en alguna rotonda o rincón especial, dos o tres ejemplares a un rincón de Málaga conocido por la abundancia de estos árboles. Hablamos, claro está, de El Limonar. Lo que sigue sin fecha es el regreso de la mermelada de naranja amarga malagueña a los desayunos ingleses.
No podemos olvidar las sopas cachorreñas, son perfectas para cocinarlas.