Dos obstáculos para el museo de Arte Ruso

14 Ene

La novedad del mes de marzo tendrá que vencer los dos handicap del escaso conocimiento del arte ruso y un emplazamiento muy alejado del Centro.

Junto con las próximas elecciones llegarán de la mano dos nuevos museos. Si echamos la vista a esta última legislatura, todavía inmersa en plena crisis económica, veremos un horizonte de variadas microactuaciones.

Parece lógico pues que el fin de fiesta acabe con inauguraciones culturales de postín que levanten un poco el mermado panorama de obras realizadas; una merma, todo sea dicho, motivada por estos tiempos de vacas flacas y no porque el partido que gestiona la caja sea X en lugar de Y.

La sorpresa es que el anuncio esta semana del Museo de Arte Ruso, que abrirá sus puertas en marzo, no ha venido acompañado de la inminente inauguración de un tren bala, un carril-bus museístico, un servicio especial de taxis o al menos de coches de caballos que conecten el Centro Histórico con el edificio de la Tabacalera. Porque el gran problema de este nuevo museo, el Estatal de Arte Ruso de San Petersburgo, no es sólo que no sea el Hermitage, de la misma ciudad –con diferencia el más conocido por los españoles– sino que además tendrá el handicap de encontrarse fuera del Centro, por mucho que a nuestro alcalde este rincón del Oeste de Málaga le parezca a un tiro de piedra de la calle Larios.

La situación excéntrica y el que sea un museo casi nada conocido por el gran público son dos factores con los que tendrá que luchar con mucha promoción, buenos transportes… y estará por ver si el invento funciona. Ahí tenemos el caso del Museo del Automóvil: espléndida colección y espléndidas instalaciones pero el público sigue sin responder como se esperaba. El emplazamiento tiene mucho que ver. ¿Cambiará la situación con este 2×1 en Tabacalera?

Además, habrá que pensar en los cruceristas. Conviértase por unos segundos en crucerista. Pongamos que su crucero arriba a Niza. ¿Usted iría a visitar un museo de arte ruso situado fuera del centro de Niza? Seguramente no esté en sus planes, no sólo porque no lo tiene cerca sino porque, seguramente, en Niza prefiera ver impresionistas franceses antes que pintores rusos –la mayoría poco conocidos fuera de Rusia–. Otra cosa será que, al bajarse del barco, se dé casi de bruces con la sucursal del Centro Pompidou, como ocurrirá en Málaga. Ese sí que, a juicio de un servidor, será un museo que funcionará sin problemas. El alto grado de conocimiento del Pompidou y el sitio, este sí muy céntrico y en una zona de moda, lo convertirán en un caballo ganador desde el primer día.

Y no es que un servidor sea un aguafiestas –ojalá que sea un éxito– es que cambiar las rutas culturales en esta ciudad costará Dios y ayuda. Sobre el papel queda magnífico proyectar otra centralidad cultural pero animar al respetable, que tiene todos los monumentos y museos a mano en el Centro, para que se dé una vuelta por Tabacalera al firmante se le antoja tarea titánica. Habrá que entusiasmar primero a los malagueños del entorno y cruzar los dedos. Suerte. Ni Hércules lo tuvo tan difícil.

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