Campo de pruebas en el ignoto lateral norte

6 Ene

Durante las navidades que hoy acaban, la parte menos visitada del Parque se atiborra de niños y mayores con petardos de todos los tamaños para recrear la mascletá

No hay que ser seguidor de ninguna de las versiones televisivas de los CSI, esos investigadores policiales cuyos laboratorios parecen discotecas de diseño, para concluir que en el lateral norte del Parque estos días se vive una auténtica mascletá malaguita.

Basta con fijar la vista en el suelo y nos encontraremos con una marejada de papelitos de colores para saber que uno de los inventos chinos más exitosos, la pólvora, toma este rincón de Málaga durante la Navidad que hoy concluye. La vecindad de los puestos de petardos también saca del olvido esta zona verde, que el resto del año presenta un panorama bastante abúlico, pues pocos son los malagueños y visitantes que se adentran por ella por una sencilla razón: en el imaginario popular malaguita el Parque es el lateral sur, el que comienza con la estatua de Salvador Rueda y concluye con la de su maestro, Rubén Darío (o viceversa).

El lateral norte es menos apreciado, por eso durante las Navidades importa poco que se utilice de inevitable y estruendoso campo de pruebas petarderas. Sólo hay que hacer un repaso a las estatuas que alberga. En primer lugar el escritor Arturo Reyes, la mayoría del año con alguna hoja gigante tapando su cabeza, mientras la mujer que hay al pie del pedestal hace tiempo que se quedó manca.

A continuación, la estatua de Carlos Larios y Martínez, desde que las palomas llegaron a Málaga a finales de los años 20 o primeros de los 30, su lugar predilecto para hacer de vientre. Le sigue el grupo escultórico del héroe de Igueriben, el comandante Julio Benítez, imposible de admirar porque está totalmente tapado por un tupido círculo de palmeras.

La escultura más olvidada de todas es la de don Narciso Díaz de Escovar, de la que sólo se acuerdan de higos a brevas algunos grafiteros inconscientes con ganas de pintarle ojos y labios. Así de dura es a veces la posteridad.

Y todas estas noches navideñas en este tramo del Parque el cielo se ha llenado de una miríada de cometas Halley mientras se escuchaban detonaciones de todas las intesidades posibles.

Es un espectáculo cada vez más apegado a las navidades, pero también con sus riesgos: La Opinión dio a conocer que en Nochevieja, un seto a pocos metros de un edificio de tres plantas en Pedregalejo ardió, probablemente –señalaron los bomberos– a causa de una bengala.

El campo de pruebas en el Parque es una ruidosa tradición para muchos niños y mayores, con independencia de si se permite o no, pero cada año hay que cruzar los dedos para que no ocurra ninguna desgracia. Feliz Día de Reyes.

Insolación

Un termómetro de la plaza de la Marina marcaba el pasado domingo 30 grados a las 2 de la tarde mientras soplaba un viento gélido. También las máquinas pueden sufrir insolación.

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