La Academia Malagueña de Ciencias, con el respaldo de la de San Telmo, reivindica un rincón de su ciudad natal para el brillante arqueólogo que murió en el exilio
El malagueño Miguel Such (Málaga, 1889-Bucaramanga, Colombia, 1945) pertenece a la misma generación que José Ortega y Gasset. Fueron jóvenes que capitanearon el auténtico desembarco del siglo XX, tras el mazazo que supuso la I Guerra Mundial, con sus ideas y acciones renovadoras.
Miguel Such, un empresario nacido en la calle Strachan, se convirtió con mucho esfuerzo en un prestigioso arqueólogo que incluso llegó a trabajar con el abate francés Henri Breuil, el padre de la moderna Arqueología.
Miembro de la entonces Sociedad Malagueña de Ciencias, esta entidad le publicó en 1920 el Avance al estudio de la caverna Hoyo de la Mina en Málaga, la cueva que excavó en 1918 en terrenos de la Fábrica de Cemento. De sus entrañas extrajo objetos de piedra, cerámica y abalorios datados en una horquilla que va del año 11.000 al 4.500 antes de Cristo. Sus conclusiones, por cierto, fueron confirmadas 80 años después por unas excavaciones de la UMA.
Precisamente la Universidad de Málaga le ha dedicado durante los meses de octubre y noviembre pasados una merecida exposición en el Rectorado: Miguel Such. 125 años de arqueología.
Ha sido una oportunidad magnífica para recuperar la figura de este arqueólogo que estaba tan olvidada. La causa de este olvido con toda seguridad estriba en que tuvo que exiliarse por sus ideas republicanas al estallar la Guerra Civil y aunque en un primer momento se marchó a Francia, terminó estableciéndose en Colombia, donde hasta su muerte estuvo ligado a la enseñanza y por supuesto, a las excavaciones y la investigación.
Murió en un hospital colombiano de hernia inguinal en 1945, a los 56 años, sin haber vuelto a ver a su familia ni su ciudad natal.
La muestra también ha servido para que un grupo de malagueños reivindique su memoria y nada mejor para rescatarla que dedicarle la calle o espacio del que carece en nuestra ciudad. Con este objetivo, la Academia Malagueña de Ciencias ha encabezado esta petición al Ayuntamiento a la que se ha sumado la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo.
Hay muchos rincones de Málaga que podrían llevar el nombre de Miguel Such: el pasillo frontal y peatonal de la Aduana, el de las palmeras washingtonas; un espacio de interés arqueológico que se dignifique en Málaga… y dentro del futuro Museo Arqueológico –que albergará sus valiosas piezas– no sería mala idea ponerle su nombre a una sala.
Este geólogo, espeleólogo, arqueólogo y profesor que tuvo que separarse de Málaga y los suyos a la fuerza, qué menos que se merece un sitio en su ciudad para que nunca más lo olvidemos.
En Navidad…
Tres cosas hay en la vida: Melchor, Gaspar y Baltasar.
Gracias a iniciativas privadas,se puede hacer justicia y reconocer los meritos a personas que han sido parte de la historia y los politicos los ignoren y no les den un lugar publico para su reconocimiento ciudadano.ANIMO Y ADELANTE