El vallado del Parque Huelin, una promesa electoral popular de 2011, es una medida necesaria para acabar con el vandalismo, las pernoctaciones fijas y los alivios
En el programa electoral de 2011 del Partido Popular se prometía el vallado del Parque Huelin. Como las cosas de palacio van despacio, en el verano del año pasado el Ayuntamiento ya anunció que el vallado se haría en 2014. No ha sido así pero al menos en este último mes del año ha vuelto a anunciar, y esta vez con dinero y proyecto de por medio, el famoso vallado, después de consensuarlo con los vecinos.
El Parque Huelin es una conquista estética y ecológica. Málaga se desprendió con el arranque del siglo de uno de los solares más tétricos de toda su historia, el de los deprimentes depósitos de Campsa. En su lugar nació un parque muy hermoso que nivelaba un poco las entonces, marcadísimas diferencias entre la parte Este y la Oeste de la ciudad.
Pero con el paso del tiempo, este parque abierto a todos iba perdiendo fuelle y atractivo. En los últimos tiempos, entre 15 y 20 personas pasaban la noche en el parque, según explicaban los vecinos a este cronista el año pasado.
Las consecuencias podían verse a diario: camisas, pantalones y grandes trozos de cartón colgados de los árboles; colchones en el kiosco de música del parque –uno de los espacios musicales de Málaga menos utilizados desde que llegaron los fenicios– y lo peor de todo: rincones como una rocalla que hace esquina con la calle Orfila, empleados como aliviadero por el personal, con lo que efluvios nada bienvenidos llegaban hasta la vecindad.
Los parques no deberían estar vallados, de acuerdo, pero esa condición sólo resulta óptima en el mundo platónico de las ideas, no en una Málaga en la que, si nos descuidamos, una minoría se dedica a producir abono a diario.
Además de las obras de la valla, que tendrá nueve puertas y su horario de apertura y cierre, el Consistorio va a ampliar la zona de juegos infantiles, pero sigue en el aire una posibilidad planteada por Raúl Jiménez, concejal de Medio Ambiente y de la Carretera de Cádiz, el año pasado: quitar el kiosco de música y el pequeño estanque que tiene detrás, que es un mosquerío y colocar en su lugar un parque infantil adaptado para personas con discapacidad, dado que en este parque se corre todos los años la Carrera por la Integración.
Parques y Jardines estudia el crear esta nueva zona pero ya sabemos que los estudios a veces duran años y hasta pueden quedar para septiembre.
Y una curiosidad: siempre que se anuncia la obviedad del vallado de un parque los políticos malaguitas suelen pirrarse por hablar del vallado perimetral, como si fuera necesario precisar que lo que se valla de un parque es el perímetro y que no se pretender partirlo en dos para crear el efecto Muro de Berlín.
Paréntesis
El autor de estas líneas se despide hasta el día 30 del presente mes. Feliz Navidad.