Disfrute usted de un muelle del siglo XVII

6 Dic

Pese a la telilla verde de la mitad del recorrido, estos días podemos ver con todo detalle los restos del puerto de hace cuatro siglos en la Cortina del Muelle

Cuando la plaza de la Marina se puso manga por hombro, a comienzos de los años 90 para las obras del aparcamiento también comenzaron a salir restos de una Málaga desaparecida, pero de la que quedaba constancia en grabados o en las Conversaciones Históricas Malagueñas, como restos del Castillo de los Genoveses pero también del torreón del Obispo, que es posterior y desapareció hacia 1785; un lienzo de muralla árabe y un muro del antiguo puerto.

Fue darse de bruces con una realidad oculta entre tanto urbanismo salvaje, una ración de pasado como la que en los años 50 del siglo pasado tuvieron los malagueños con el descubrimiento del Teatro Romano.

La peatonalización del entorno de la calle Molina Lario ha dejado al descubierto, además de restos de la muralla nazarí, trazas del famoso muelle de la Cortina del Muelle, las obras que comenzaron en 1588 y se desarrollaron en su mayor parte en el siglo XVII. Durante el siglo siguiente se reforzó algo pero permaneció en líneas generales sin muchas variaciones hasta que se rellenaron las tierras y nació el nuevo Parque a finales del XIX. Es el dique desde el que arribaban y partían los barcos de Heredia, el que tenía como vigía el palacio de los Larios y en suma el que vivió el gran salto adelante de Málaga de ciudad de tercera regional a la segunda potencia industrial de España. Este muelle también fue testigo del nacimiento del paseo de la Alameda a finales del XVIII así como de la Aduana y la Farola, ya en el XIX.

Es una zona de gran intensidad histórica. A su espalda tiene las casas de la Cortina del Muelle, las que se construyeron tras ocupar el espacio de las murallas árabes, demolidas a finales del XVIII. Aunque antes del derribo, ya existía un pequeño paseo para que los malagueños contemplaran la actividad portuaria. A este camino se accedía por la puerta conocida como el Postigo de los Abades.

A simple vista se aprecian losas, ladrillos y hasta un viejo colector, ya más cerca de la Aduana. Las viejas fotos que estos días vuelan gracias a los grupos de Facebook sobre Málaga nos muestran vistas de la década de 1880 con el muelle en ebullición y un mar de velas latinas. Después de años de dar la espalda, ahora mismo Málaga se asoma doblemente al mar: al de nuestros días gracias al Palmeral de las Sorpresas y al del pasado.

Peculiaridad

El pasado jueves, en una nota de prensa nuestro Ayuntamiento calificaba el tejemaneje inmobiliario de Hoyo de Esparteros de «mejora urbana».

Es una forma muy peculiar de describir la bajada institucional de pantalones. Probablemente pasará a la Historia de Málaga –y no a la de la Arquitectura– como un ejemplo más de las polémicas relaciones entre el ladrillo y el poder. Y años después del boom inmobiliario, que es lo más doloroso de toda la operación.

Una respuesta a «Disfrute usted de un muelle del siglo XVII»

  1. Cuando tenga tiempo dese un paseo por los yacimientos de La Araña, en el Rincón.La mayoría de los malagueños se sorprenderían si conociesen la prehistoria de ese lugar fantástico. Hay evidencias de la existencia de neandertal hasta nuestros días y un pequeño museo donde se ve la evolución del hombre y los hábitas de la zona, entre otros temas interesantes. Todo muy bien explicado por Don Julián Ramos, un extraordinario arqueólogo que lleva décadas investigando la zona.

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