En los últimos días, un par de iniciativas ciudadanas han vuelto a poner en el mapa de Málaga el descuidado e ignorado parque periurbano de la Virreina
Las imágenes tantas veces difundidas del planeta Tierra al anochecer nos ofrecen mejor que cualquier otra visión las zonas del globo en las que, por su ausencia de luz, escasean o bien los humanos o bien las infraestructuras, pues a oscuras quedan tanto el Sáhara como grandes áreas urbanas del Tercer Mundo.
Si lográramos algún tipo de medición lumínica de los parques de Málaga, quedaría sumido en un agujero negro el desconocidísimo parque periurbano de La Virreina, cuyo añadido de periurbano es la treta normativa perfecta para que apenas nadie se ocupe de él y evolucione (y se deteriore) a su aire.
Comparemos el olvido institucional en el que se encuentra desde su inauguración hace 11 años –salvo la zona más cercana al caserón de La Virreina– con la atención mediática que desde hace años recibe el Campamento Benítez. El motivo: los tejemanejes políticos y administrativos, enrevesados laberintos burocráticos por los que transitan reproches y polémicas sobre competencias entre administraciones y otras hierbas (el Ejército, Fomento, el Ayuntamiento, la Junta y su fallido Museo del Transporte…).
Con este apasionante motivo, el Campamento Benítez ha sido protagonista de cientos de titulares, mientras un parque el doble de grande como el de la Virreina, con 57 hectáreas, continúa durmiendo el sueño de los justos y pocos malagueños lo localizan en el mapa.
Sorprenden por tanto todas esas energías desplegadas en el futuro del Benítez, que tendrá hasta un lago artificial y todo, mientras un parque bastante menos periurbano que el del Campamento merece desde hace 11 años un interés muy mejorable por parte de nuestro Consistorio.
Este periódico lleva bastantes años recogiendo las quejas de los usuarios y siempre salen a relucir la inseguridad, la acumulación cíclica de escombros y el estado impracticable de muchos de los caminos. Pero también, en las últimas semanas, propuestas ciudadanas de mejora que quizás permitan que nuestros representantes públicos descubran el parque.
Ahí está la propuesta del escritor Luis Melero de que la zona albergue un parque acuático y un parque de atracciones, además de varias ventas o la que esta semana volvió a presentar el plan comunitario de La Palma-Palmilla Proyecto Hogar: un espacio de ocio y aventura con albergue juvenil, camping, tirolinas, rutas para senderismo y bici de montaña y espacios para escalada.
Dos propuestas distintas pero que reflejan la preocupación por este parque ignorado, pese a estar situado en un sitio inmejorable. El sambenito de periurbano no puede ser la excusa perfecta para olvidarse de él alegando que es sólo un trozo de monte que no necesita cuidados.
Sin duda, estas ideas para La Virreina son una cívica llamada de atención. Nuestros políticos deberían tomar nota y estudiar las propuestas lanzadas.