El médico que descubrió la ausencia de nieve

21 Nov

Un encantador libro de 1853, reeditado por la Universidad de Málaga en 2009, incluye las buenas impresiones de un sagaz doctor inglés sobre nuestro clima

Yo no sé si ustedes han escuchado alguna vez a responsables de Turismo de la Junta cuando hablan del ramo. Once de cada diez veces peroran sobre el número de pernoctaciones, unas cifras y porcentajes que desglosan por provincias, apartamentos, pensiones… Pernoctar no sé, pero con su vibrante charla duermen hasta a un gato de yeso.

Por eso, resulta estimulante encontrar enfoques distintos, aunque sea en el lejano año de 1853, cuando el simpar médico británico D.J.T. Francis escribió el libro El cambio de clima como remedio de las enfermedades crónicas. Cierto que el título invita a echar una cabezada, pero no se engañen, es una obra encantadora y de las que levanta la moral.

La Universidad de Málaga tuvo el acierto de sacarla del olvido en 2009, con la estupenda e impecable traducción de Olga Mendoza. El doctor Francis, de quien desconocemos su nombre, (D.J.T. puede significar cualquier cosa, incluso hacer referencia al Departamento de la Juventud de Toledo), fue un brioso inglés que se pateó Málaga hace 160 años para corroborar que era la ciudad con el mejor clima para que sus compatriotas se curaran los achaques.

Armado de paciencia, buenas monturas, excelentes piernas y estadísticas aportadas por sus observaciones, la prensa malagueña y el cónsul inglés William Penrose Mark (hijo del fundador del Cementerio Inglés), mister Francis concluye que «no hay ningún sitio de España ni en toda Europa, hasta donde conocemos, que posea un clima tan suave y estable a la vez».

De hecho, pasa el invierno y la primavera en Málaga en dos ocasiones y destaca que «el mes de enero se corresponde con el mes de mayo de Londres y el de junio de Edimburgo y con el de abril de Pisa y Roma». Por eso, concluye que el único conocimiento práctico que los malagueños tienen de la nieve es el que «se fabrica en las confiterías» y en cuanto al frío reinante, señala que en Málaga «la chimenea será necesaria durante unos días tan solo».

Con este panorama se entiende que el galeno recomiende a sus paisanos que pasen una temporadita en Málaga si están aquejados de un amplio abanico de dolencias: tuberculosis, bronquitis, laringitis, reumatismo, dispepsia (indigestión crónica) y escrófula (tumefacción fría de los ganglios linfáticos).

Y se sorprende el médico inglés de que otros rincones de Europa con un clima bastante menos boyante como Cannes, Niza o la Riviera italiana estén tan publicitados, cuando en Málaga sus paisanos podrían recuperar la salud a más velocidad.

Y en cuanto a la forma de ser de los malagueños, aquí va una frase mucho más sugerente que una ración de somnolientas cifras y porcentajes de pernoctaciones: «En ninguna otra parte del continente experimentarán los visitantes ingleses una mayor seguridad o una amabilidad y consideración más verdadera que en Málaga». Pero lo mejor viene a la hora de describir la ciudad, de lo que hablaremos mañana. Si la nieve no lo impide, claro.

2 respuestas a «El médico que descubrió la ausencia de nieve»

  1. Amigo Alfonso,

    Espléndido artículo dedicado a este libro imprescindible que no he leído. Pero que leeré muy pronto.

    Espero impaciente la segunda parte mañana.

    Un abrazo, Maestro.

  2. Enhorabuena. Ojalá aprendan quienes manejan nuestros fondos públicos. Con mucho menos dinero puede hacerse mucho más. Parece que el dibujo/pintura está realizado desde la Sierra de Churriana. ¡Cómo cambia todo con tan buen clima en 150 años!
    Por esa época Torremolinos contaba con 61 habitantes cesados y era pedanía de Churriana (que era municipio independiente).

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