Vuelve el vagón del metro de Tokio al Málaga Valley

20 Nov

Un año más, los integrantes del encuentro tecnológico puntero se arraciman en uno de los rincones más ñoños de nuestra ciudad

No hay nada más alejado del concepto Málaga Valley que la foto oficial del Málaga Valley. Parece el reparto completo de Historia de una escalera de Buero Vallejo.

Un servidor ignora de qué manera conceptos para un mundo en constante desarrollo como la innovación tecnológica, la revolución digital, el grafeno o los nanoconductores pueden transmitirse en este rincón municipal con más gente que en la guerra y en el que sólo parece faltar una pianola, a la derecha, para completar el cuadro de ese futuro que estará a la vuelta de la esquina, pero no precisamente en las esquinas del Ayuntamiento.

Traten de imaginar a Stanley Kubrick disponiendo los decorados de 2001, Odisea del Espacio en el casino municipal de Tomelloso y tendrán un efecto parecido.

Traten a su vez de pensar en una escena parecida con los principales responsables de las empresas del Silicon Valley, en California, del que Málaga toma su nombre. En sus lugares de trabajo suelen ir en pantalón corto y chanclas y casi nunca faltan futbolines, pelotas gigantes ni tíos como castillos paseando en triciclo.

No hay manera de imaginarse a esos popes del futuro posando en traje de chaqueta delante de una gran vidriera de los Reyes Católicos y con dos leones rampantes a los lados, sin olvidar los jarrones.

La única persona que se sale un poco de la tangente es un señor, en lo alto de la escalera, a la izquierda, que luce una gorra. Habrá estado en California.

Esta foto también desvela, además de la aburrida inmutabilidad de la moda masculina, que el futuro tecnológico, al menos en España, seguirá siendo cosa de hombres. Y no solo eso: la mitad de las pocas mujeres que aparecen en la foto están tapadas por sus compañeros.

Una instantánea de este calibre, y a la que nuestro alcalde le ha cogido gusto y repite casi todos los años, sería mucho más acorde para un congreso nacional de registradores de la propiedad o un encuentro sectorial (zona sur) de distribuidores de máquinas expendedoras.

Para el Málaga Valley, por contra, no pega ni con cola. Y no se trata de que estos señores se desmelenen y posen con espadas láser haciendo posturitas. Es que si una imagen vale más que mil palabras, esta imagen es noña y a nadie le sorprendería que de lo alto de la escalinata surgiera Gila con un teléfono (de góndola, no smartphone) tocado con un casco y llamando al enemigo.

Lo único tecnológico de esta comedida y gris fotografía es que sus participantes, en cuanto abandonen el portalillo, parecen a punto de abordar un vagón del metro de Tokio. En hora punta, claro.

Excavaciones

La Cortina del Muelle se enriquecerá con los restos arqueológicos del puerto del XVIII-XIX del que nació el Parque. Somos unos privilegiados por poder ver ya lo que antes sólo podía verse en viajes postales.

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