Hace cosa de un mes, esta sección dio la noticia de que, al igual que algunos políticos con empacho de épica hacen de su capa un sayo y convierten la Guerra de Sucesión española en una delirante guerra contra Cataluña, el puerto de Málaga también puso su granito de arena y adelantó en 77 años esa guerra europea en la que terminó venciendo el candidato Borbón al trono español, Felipe V.
Todo hay que decirlo, este adelanto no se debió a una visión victimista ni manipulada de la Historia, sino a una metedura de pata. La errata quedó además grabada en una preciosa plancha de acero corten instalada en la entrada principal del puerto, delante del edificio de la Autoridad Portuaria.
El error estribaba en informar de la visita a Málaga en 1624 del rey Borbón, Felipe V, que en realidad vino al mundo casi 60 años después, lo que convertía la visita en un prodigio espacio-temporal nunca visto antes en el devenir de la Humanidad.
El fallo estuvo en la trascripción errónea de un libro que a su vez trascribía una lápida conmemorativa de mármol a pocos metros de la de acero corten, porque en 1624 quien visitó el puerto de Málaga fue el rey Habsburgo Felipe IV.
Un atento portavoz de la Autoridad Portuaria reconoció entonces el error y anunció una rectificación: El pasado jueves fue retirada la plancha para hacer el cambio de reyes.
Pero en el puerto de Málaga quedan otros errores de bulto, compilados en un panel informativo que el Muelle Uno ha instalado junto a la capilla del puerto y encima, en dos idiomas, para que los guiris conozcan nuestra particular forma de interpretar el paso de los siglos.
Porque como contó a final del mes pasado esta crónica, el cartel habla de los supuestos «asedios de las armadas de Flandes», que en realidad no tuvieron el detalle de asediar este rincón del globo y aporta además dos fechas que no presentaron nada de especial para capilla.
Un servidor confía en que también estos cartelitos ofrezcan algún día una información acorde con lo que realmente sucedió con este monumento.
Quien continúa siendo un anacronismo viviente, por su falta de sensibilidad con los colectivos culturales de Málaga, es el presidente de la Autoridad Portuaria y exconsejero de Cultura Paulino Plata, que lleva 15 meses sin recibir a la Asociación por la Defensa de las Chimeneas y el Patrimonio Industrial de Málaga. Este colectivo le quiere presentar varias propuestas sobre el puerto pero se ha topado con el inexplicable mutismo del político socialista.
Por este motivo, el puerto de Málaga bien podría incrementar su patrimonio artístico con una escultura de tan simpar cargo público inmortalizado en el momento en el que, con su mano derecha y sentado en el muelle, se toca un pie.
Al pie de la obra no hará falta inscribir la clásica leyenda A Paulino Plata. Bastará con A mi plim. Así está el patio.