Conjunción estelar de mamíferos y olvido

7 Nov

Las inmediaciones del olvidado convento carmelita del Perchel lucían el miércoles una amplia gama de basuras, desde maletas a sillas y chapas de madera

Lo que quizás más llama la atención del entorno de la iglesia del Carmen, en El Perchel, es que, con la construcción del nuevo mercado, la zona ha adoptado una estética de jardín zen. La contención y placidez estética se aprecia en el mar de trozos de corteza que aquieta el paisaje, en el que surgen elegantes cipreses.

La intención es más que loable, y eso que choca con dos factores ciertamente degradantes. El primero de ellos es el estado de abandono total del convento carmelita de San Andrés. El segundo factor es la querencia de una minoría de malaguitas por las prácticas selváticas o como mínimo, medievales, pues nos recuerdan esos tiempos bravíos cuando la porquería se oreaba y esparcía por las ventanas de las casas (algunos bloques de Málaga quedan todavía en los que los vecinos practican el lanzamiento olímpico de bolsas de basura desde sus ventanas, con resultados inenarrables pero nunca inodoros). En cuanto al convento del Carmen, parece él mismo una víctima de la burbuja inmobiliaria. Esa misma burbuja fue la que pretendió en su día derribarlo. Un concejal del ramo (de la construcción) restó incluso valor al edificio por su pobreza estética, como si hubiera que afear a los humildes carmelitas descalzos la falta de lujo y ostentación.

Además, una constructora demolió la mitad de su refectorio y cuando por fin se decidió no convertir los terrenos conventuales en una promoción de viviendas, Urbanismo se limitó a realizar unas obras para que lo que sobrevive no se desplomara.

Pero incluso el bienintencionado ambiente zen se topa con dificultades que saltan a la vista. Como dijimos, aparte del estado ruinoso del convento, el símbolo del barrio; se aprecia una preocupante acumulación de basura. Este era al menos el aspecto el pasado miércoles, dos días después de la festividad de los barrenderos, San Martín de Porres, así que poca excusa hay. Tampoco la tienen los mamíferos que sin ningún tipo de reparo han dejado al pie del convento maletas despanzurradas con ropa maloliente, sillas, papeleras rotas, cartones y chapas de madera de un tamaño respetable.

Muchas de estas porquerías han sido literalmente voleadas por los ungulados, para que caigan dentro del recinto conventual, que está vallado. Como vimos, la tentación por practicar esta dudosa modalidad olímpica es grande.

Ni siquiera se libra del acoso de nuestra minoría de activos homúnculos la chimenea de la antigua fundición del Carmen, porque en sus cuatro lados exhibe unas pintadas de gran tamaño. Lo de las pintadas, a propósito, ya fue denunciado por esta sección en septiembre de 2013.

Y así estamos. Confiemos en que Limasa limpie el entuerto, porque la zona, hasta que no se rehabilite, seguirá siendo un polo de atracción para criaturas selváticas, sin el mayor apego a eso tan raro llamado el bien común, incluidos unas aceras y jardines limpios de maletas y chapas.

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