La oscura calle de las suciedades perpetuas

4 Nov

Si en los picos más altos del globo imperan las nieves perpetuas, en un rincón de Parque del Sur parecen asentarse las porquerías a perpetuidad

En las tierras donde se levanta la barriada de bloques ciclópeos de Parque del Sur, en el distrito de Ciudad Jardín, cuentan los vecinos que se encontraban parte de los terrenos de la Huerta Hurtado, que debe su nombre a Antonio Hurtado, copropietario de la finca allá por 1780. La finca fue una de las que estrenó el nuevo acueducto de San Telmo.

Parque del Sur, por su parte, nace de una cooperativa que comenzó a levantar los pisos a comienzos de los años 70 del siglo pasado.

La altura exagerada de algunos bloques, pues la autorización inicial era de 7 y no los 12 que alcanzan algunos edificios, se debió a la quiebra de algunas empresas participantes: para que este contratiempo no afectara al precio de las viviendas, se decidió construir más. Y en esos años de turbulencias urbanísticas, los vecinos perdieron la iglesia y el parque proyectado en la plaza de Nazaret. En su lugar, en la zona proyectada nacieron tres bloques.

Por este exceso de edificios de gran altura (el bloque de menos pisos tiene nueve), y por la presencia de numerosos árboles en sus calles, Parque del Sur es uno de los barrios con más sombra de Málaga.

Y a lo mejor es eso, la falta de iluminación solar, lo que impide vislumbrar zonas del barrio que necesitan una urgente mano de limpieza.

Quizás la calle que exhibe más suciedad del barrio sea la que se encuentra junto a la placita del Monte Tabor. Se trata de una vía sin nombre que da al lateral del aparcamiento del barrio

En Nueva York suelen organizarse para los turistas degradantes excursiones en una especie de autobuses blindados para visitar el Bronx como quien recorre un zoológico al aire libre. Si buscan un paisaje igual de degradado pero sin peligrosidad, aquí tienen este rinconcito de Ciudad Jardín, siempre que el Ayuntamiento siga sin ponerle remedio, porque la barriada fue recepcionada hace muchos años, allá por 1991.

Completa el escenario de basuras varias y abandono notorio, trabajados frescos en sendas paredes de la calle, donde el español y el inglés mantienen una tensa pero interesante pugna. Ahí tenemos por ejemplo la pintada-juego de palabras «4ever» (para siempre, en inglés) y al lado, la rotundidad de una expresión como «su puta madre».

Interés antropológico tiene también una división pandillera que sólo ve blanco y negro en un mundo de muchos tonos de grises, pues divide las amistades en sendas listas de nombres, Los Leones y Los Tontos. A estos últimos seguramente no les habrán preguntado si consienten esta polémica denominación.

Y una última observación, parece que la pintada que hace referencia a un tal «Don Ale el calbicie» (sic) podría hacer alusión a algún profesor poco dotado de cabello. Para compensar, qué duda cabe que el autor de la pintada tampoco parece estar muy dotado para la Ortografía. Así estamos.

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