La unión de la plaza de la Marina con el jardín del Barrilito ha mejorado de forma notable el entorno y acabado con el lateral de película de miedo
Hay pequeñas intervenciones, casi minúsculas, que pueden cambiar para siempre el aspecto de una ciudad. Fíjense, por ejemplo, en la suave rampa que desde hace pocos meses conecta la plaza de la Marina con los jardines del Barrilito o de Alfonso Canales.
La plaza de la Marina era hasta entonces un farallón infranqueable. Desde la propia plaza, las vistas eran notables, pero no había manera de descender a la superficie, al pie de la calle, como no fuera dando un rodeo respetable, que conducía al paseante por un lateral demasiado sombrío y siniestro. Luego, tenía que sortear la mole inquietante del edificio en ruinas que hace esquina, los coches de caballos y los vendedores de tabaco de contrabando para poder alcanzar el parquecito, con su joya botánica, el palo borracho, encerrado en una especie de jaula de reducidas dimensiones.
Con la creación de esta rampa y la comunicación que conlleva, se ha eliminado buena parte de esta molesta y poco estética gymkana.
Ha surgido parterres con flores, se ha eliminado el exceso de árboles en el lateral sombrío y el barrilito luce mucho más hermosos, liberado ya de la verja y con un círculo de lustrosos asientos rojos.
Las obras del ruinoso edificio de la esquina, futuro hotel, ahora mismo afean el cambio de sitio del busto de Alfonso Canales, Habrá que esperar a que el entorno mejore para comprobar si el emplazamiento ha sido el correcto o si el poeta está demasiado esquinado. En todo caso, felicidades por este pequeño gran cambio.
Añoranza
Las viejas piedras del Teatro Romano se habrán removido de pura añoranza y gusto, al volver a escuchar en las últimas semanas las obras de Plauto, Aristófanes y compañía, las divertidas comedias locas y de enredos del mundo antiguo. Quien crea que Hollywood inventó todo lo habido y por haber lleva unos dos mil años de retraso.
Otra novedad mundial
Entre las novedades mundiales que se han estado gestando en nuestro municipio en los últimos tiempos, destaca sin duda el reciente anuncio del Ayuntamiento de la llegada de un parque para la barriada de Salinas, en El Puerto de la Torre. La novedad, siempre según la nota oficial, estriba en que el parque contará «con zonas verdes».
Si esta innovación de las zonas verdes en parques no fuera suficiente para destacar en el mundo mundial, aquí tienen la segunda sorpresa: «instalaciones biosaludables». Tras investigar el significado de una frase tan enigmática que ni los mayas la mencionan, al final resulta que es un gimnasio para mayores.
Si nuestro Consistorio quiere continuar por esta senda, bien podría rebautizar como instalaciones bioherrumbrosas una montaña de latas viejas y así, hasta el infinito y más allá.
Hace mucho tiempo que ya no hay vendedores de contrabando junto al jardín del palo borracho. Deberías pasear por allí.
Hola José Manuel, si se fija, hablo de los vendedores de contrabando en pasado pues quiero remarcar que la situación ha cambiado. La foto que acompaña al blog es de un servidor. Saludos cordiales.