La Trinidad, con el doctor Jekyll y Mr. Hyde

Gracias a una estupenda rehabilitación de la Hermandad del Rocío de Málaga, al menos la mitad del compás de La Trinidad ha sido restaurado. Queda, eso sí, el resto.

En un pequeño librito de paseos por Edimburgo, su ciudad natal, el invencible fabulador de historias Robert Louis Stevenson reconoce que el personaje del doctor Jekyll y Mr. Hyde, uno de los más famosos de su producción, tiene una base histórica, el ladrón William Deacon Brody, quien durante el día llevaba una vida molt honorable y por la noche sisaba a sus paisanos (seguro que les suena el contraste).

También en Málaga contamos desde hace poco con un buen ejemplo para sustentar la metáfora del doctor Jekyll y Mr. Hyde, en este caso al entorno de un edificio tan notable como hermoso y que muchos viandantes confunden con el edificio de al lado, el convento de la Trinidad, de los siglos XVI y XVII.

Se trata de la parroquia de la Trinidad, que además es la iglesia del convento vecino de clausura de las Clarisas, ambos levantados bastante después que el convento trinitario (durante el siglo XIX).

Como cuenta el profesor Francisco Rodríguez Marín en su espléndido libro Málaga conventual, el convento primitivo de las clarisas ocupaba todo el frontal de las actuales Casas de Campos de la plaza de la Merced, donde se encuentra la casa natal de Picasso.

Fue demolido durante la desamortización de la década de 1830, por eso las monjas pasaron al vecino convento de Santa Clara, de la misma orden, donde hoy se encuentra la calle Duque de la Victoria. Al final, las clarisas de clausura se trasladaron a su emplazamiento actual de La Trinidad hacia 1862-64, con lo que este precioso conjunto, no tan conocido como debiera, ya pasa de los 150 años.

La preciosa iglesia, obra del entonces arquitecto de la Diócesis Cirilo Salinas, conserva el compás del convento, un medio círculo con arco de entrada que realza la edificación. Y aquí es donde entra la figura dual de Jekyll & Hyde, porque, afortunadamente, la Real Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Málaga ha tenido el acierto de escoger este rincón de Málaga como sede y realizar una estupenda rehabilitación del edificio derecho del compás, según se mira desde la Calzada de la Trinidad. Gracias a estas obras, y hay que felicitar a la hermandad rociera, ha mejorado de una forma notable este olvidado monumento, pues el compás luce espléndido por fuera.

Y lo del personaje de Stevenson viene porque estas necesarias obras subrayan todavía más el estado de dejadez en el que se encuentra la mitad del interior desde hace años. Cierto es que  se ha adecentado, y en la placita ya no se encuentra el modesto taller de un yesero o marmolista, que elevaba al cielo volutas de humo blanco con más frecuencia que en el Vaticano.

La recuperación por tanto, es lenta pero firme y también hay que ver el lado bueno de la situación: ojalá más colectivos, instituciones o particulares se animen como la Hermandad del Rocío y restauren para sede o vivienda la otra mitad que falta. Hay que desterrar a míster Hyde de la Trinidad.