Casi un año después de que fuera denunciada la situación, el camarín del siglo XVIII en una promoción de viviendas de la Junta sigue hecho un cascajo
Existen numerosas leyendas y mitos sobre los constructores de catedrales, un colectivo popularizado gracias a una novela –del tamaño de la guía telefónica de Manhattan– escrita por Ken Follet.
Lástima que el escritor galés no tenga en mente un proyecto parecido, en esta ocasión para resaltar la sagacidad y maestría de los albañiles malagueños que, en 1713, levantaron la ermita de la Aurora en El Perchel. Porque, en sus cálculos matemáticos no sólo tuvieron en cuenta el aguante de los materiales y la perfecta verticalidad de la construcción, sino que también contaron con la capacidad de respuesta, desesperadamente lenta, de la Junta de Andalucía, justo tres siglos más tarde.
Porque de esta ermita sólo queda en pie la torre, en cuyo interior se encuentra un hermosísimo camarín barroco pero la construcción, integrada en un corralón de viviendas sociales, está para el arrastre. La Opinión dio a conocer el mal estado del monumento, que mide sus buenos diez metros de altura, hace casi un año, a finales de octubre de 2013. En todo el tiempo transcurrido no ha habido manera de que la Junta arregle el entuerto. Eso es al menos lo que anunció la Consejería de la Vivienda en mayo de este año: obras de urgencia. En concreto, «las medidas necesarias para garantizar su seguridad y conservación», aseguró un portavoz.
Para comprobar qué entiende por urgente la administración autonómica, el autor de estas líneas se pasó ayer jueves por el corralón, en la plaza de la Imagen, 6. Que todo es relativo en esta vida es un hallazgo de Einstein que parece compartir hasta las últimas consecuencias la Junta de Andalucía, porque el camarín del siglo XVIII sigue en el mismo estado de decrepitud que hace 11 meses.
Dos vecinas del inmueble confirman que en todo este tiempo en la torre no se ha hecho obra alguna . Es más, las escasas lluvias han provocado el desprendimiento de más cascotes, que por muy centenarios que sean, pueden provocar accidentes en esta promoción de viviendas plagada de niños y cuyas terrazas casi rozan esta construcción. Es el único resto de lo que, además de ermita de la Aurora fue, a partir de 1728, el primer convento de las monjas dominicas de la Divina Providencia (más conocidas como las catalinas) y que luego marcharon a la calle Andrés Pérez hacia 1775.
Las viviendas de VPP fueron construidas a finales del siglo pasado y la gestión corrió a cargo del Instituto Municipal de la Vivienda, hasta febrero de 2012, cuando pasó a ser gestionada por la Agencia de Obra Pública de la Junta de Andalucía.
Aquí tenemos por tanto a las dos administraciones pasando tres pueblos de esta obra de gran valor artístico, puesto que su camarín tiene visos de haber sido realizado por el mismo taller del que salió el camarín de la Victoria. Las obras de urgencia, como sabemos desde el mes de mayo, ya están de camino. Los maestros albañiles de 1713 previeron la celeridad autonómica, por si las moscas.