El Archivo Histórico Provincial expone como documento del mes las andanzas administrativas del famoso reconstituyente malagueño Ceregumil
Desde hace pocos años, los archivos de Málaga se han puesto a la tarea de divulgar de forma clara y sencilla sus depósitos. Tanto el Archivo Municipal como el Archivo Histórico Provincial cuentan con el documento del mes, para dar a conocer un asunto de interés conservado en sus dependencias.
En este último archivo –el vecino del convento de la Trinidad y sus obras sin continuidad– el protagonista de septiembre es el Ceregumil, que ha formado parte de la niñez de miles de españoles y sigue teniendo una próspera vida comercial.
Se trata de un reconstituyente entre cuyos ingredientes se encuentran cereales, leguminosas y miel, con cuyas sílabas se forma la palabra Ceregumil. Inventado en 1907 por el farmacéutico granadino Bernabé Fernández Sánchez y patentado en 1912, el archivo muestra algunos hitos de este producto, cuya empresa se trasladó de Montilla a Málaga en 1924, al Paseo de la Farola, para montar un moderno laboratorio. A este respecto, el archivo exhibe un documento en el que se detalla, para la Jefatura de Industria, las características de la maquinaria así como el personal y su sueldo, entre oficinistas, viajantes, porteros, «botones», «personal femenino» y «chaufeur».
Otro papel muy curioso está fechado en1968, en el que el inspector provincial de Farmacia, José Luis Cortina, certifica el registro sanitario del Ceregumil «a los efectos de solicitar en la República de Guatemala la licencia de Sanidad».
Y como el reconstituyente no es la fórmula de la coca cola, en un documento de 1942 sus productores no tienen ningún inconveniente en desvelar su contenido, así como las cantidades. Por esta ficha sabemos que el reconstituyente contiene entre otros ingredientes «una mezcla de las semillas de trigo, cebada, maíz, avena, judías y lentejas» .
Esta composición hará comprender el mejor el siguiente documento, de 1944: una orden para el comisario de Recursos de la Zona Sur (Córdoba) por la que deberá suministrar «20.000 kilos de lentejas a la Sociedad Anónima Fernández Canivell para la elaboración de Ceregumil».
Y otra curiosidad, un año más tarde, el frasco grande de Ceregumil costaba 13, 90 pesetas y el pequeño 7,30.
El último documento es la autorización de Sanidad, en diciembre de 1974, para el traslado de los laboratorios a las nuevas instalaciones del Polígono El Viso. En la actualidad, la empresa malagueña se encuentra en el Parque Tecnológico de Andalucía. Un vistazo de medio siglo a una querida industria de nuestra ciudad.
Sin comentarios
Muy cerca del edificio de La Aurora, en el muro exterior pegado al río, alguien ha escrito una pintada terrible, signo de estos tiempos de escasez: «Es muy fácil poner excusas para comer carne cuando el cuchillo no corta tu garganta».