El mirador de Gibralfaro sigue en caída en libre

7 Ago

Pocos rincones de Málaga hay más desfasados y decadentes como este concurrido mirador turístico, desvencijado y lleno de pintadas.

Hace unos años, La Opinión informó del desesperanzador reguero de basura que, con precisión germánica, ascendía por el camino turístico a Gibralfaro hasta coronar el Castillo.

Los paseos de los últimos años narrados por esta sección constatan que se trató de un episodio aislado y que si una golondrina no hace verano, un reguero de desperdicios tampoco hace un vertedero.

El pasado martes, sobre las 9 de la mañana, el paseo turístico ya registraba una intensidad notable. En los solitarios jardines de Puerta Oscura, apostados en los puntos más estratégicos, varios jubilados disfrutaban en solitario de vistas impagables de Málaga.

La presencia más exótica, sin duda, fue la de un individuo que parecía un cruce entre John Lennon y el protagonista de Jesucristo Superstar. Descalzo y con túnica blanca, paseaba entre la espesura con la compañía de unos auriculares gigantes.

La que permanece olvidada y callada es la antigua biblioteca de los jardines. Una verja artística nos separa de unos anaqueles despojados y sucios. Las arañas han tomado el relevo de los lectores.

En cuanto al camino de ascenso, no es un huevo que se echa a freír. Los turistas conviven con los malagueños en chándal, e incluso un grupo de jóvenes guiris, en ropa deportiva, subió a un ritmo superior al de los marines, a cambio de no disfrutar del paisaje.

La ruta está razonablemente limpia y sólo hay alguna botella suelta. Este escenario espléndido –una vez superado por el extranjero el impacto de toparse con los bloques de La Malagueta– tiene como punto más lamentable, precisamente, el mirador de Gibralfaro, que ya no hay por dónde cogerlo.

Dado que se trata de uno de los caminos turísticos más transitados, un servidor sólo se explica que no haya sido renovado hace años por la dificultad que nuestros representantes tienen de acceder a él en coche oficial. Porque el cúmulo de pintadas que jalonan este escenario de piedra roza ya las más perfectas técnicas de camuflaje. Los prismáticos del mirador no es que no funciones, es que no existen, han sido extraídos y quizás, previamente descuajaringados. Y en cuanto a la placa en relieve con los principales hitos de Málaga, está tan gastada que bien puede mostrarnos Cartagena o La Coruña.

La impresión general es la de un sitio desfasado y descuidado. Y entre las pintadas, el catálogo habitual: parejas que se juran amor eterno, algún símbolo fálico y la pintada clásica por excelencia, aunque adaptada a la escritura esquemática actual, «tonto elk lo lea». Avisados quedan. Y hablando de avisos, un cartel municipal debería rezar: «Atención, mirador en estado precario. Por favor, mire Málaga y mire lo menos posible el mirador».

Raciocinio en el metro

Al menos en las pantallas de los vagones, la Junta ha entrado en la senda del raciocinio y a la estación de Princesa ya la llama Princesa-Huelin. ¿Para cuándo El Perchel-Estación María Zambrano?

Una respuesta a «El mirador de Gibralfaro sigue en caída en libre»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.