
Numerosos usuarios del metro han llegado a la última parada de la línea roja del metro, Andalucía Tech, pensando que era la del Parque Tecnológico de Andalucía.
La masiva inauguración del metro y la cifra moderada de los días posteriores ha servido para constatar que su verdadera utilidad, la que alcanzará al mayor número de usuarios, llegará a finales de 2017, fecha en la que, según las previsiones, el metro conectará con la Alameda Principal, aunque también habrá muchas personas que, justo un año antes, se animen a entrar y salir de la estación que se emplace en las inmediaciones del Corte Inglés.
En todo caso, son ya decenas de miles los malagueños beneficiados por la novedad. Pensemos, por ejemplo, en todos los universitarios y los abogados que viven en la parte Oeste de Málaga y que llegarán en dos zancadas a la Universidad o la Ciudad de la Justicia.
Lo que también ha constatado la inauguración del metro es que la Junta de Andalucía, tras un concienzudo examen, se ha decantado, en algunos casos, por nombres de estaciones que sólo consiguen liar al personal.
El caso más notorio es el de Andalucía Tech, la última parada de la línea roja. Según ha comprobado este firmante, en estos primeros días bastantes usuarios han pensado que, nada más salir de la estación de Andalucía Tech se encontrarían en el mismísimo Parque Tecnológico de Andalucía.
En realidad,se topan con el inquietante secarral que es hoy la última parada de la línea 1 del metro. Si algún día llega hasta el PTA, confiemos en que los lumbreras autonómicos no la bauticen como Parque Tecnológico de Andalucía pues entonces seguirá la confusión con Andalucía Tech.
Pero no es el único fallo. Guiada por una absurda política de descartar nombres y apellidos, la Junta no ha tenido reparo en borrar del mapa el centenario barrio de Huelin, lo que sin duda contribuirá bien poco a que los visitantes atinen con el barrio bajo tierra, cuando quieran darse una vuelta por él.
A este firmante le consta que más de un político ha confundido a Eduardo Huelin Reissig –el industrial del XIX que fundó del barrio obrero y le dio su apellido– con el capitán Agustín Huelin, el militar que intentó alzarse contra la República en julio del 36 y de ahí la firme oposición. De chiste.
En lugar de Huelin se optó por la estación Princesa y como tampoco cuadraba la enorme urbanización de Jardín de la Abadía, la Junta prefirió nombrar la estación con el el minoritario conjunto de casas mata de La Isla.
Como esta sección ha señalado alguna vez, a los responsables del metro se les ha colado, menos mal, la estación de Carranque, llamada así por el barrio, que a su vez debe su nombre a Jerónimo García Carranque, el propietario de la finca a finales del XVIII.
El metro, por cierto, comienza o acaba en la estación de El Perchel. Ya me dirán si no hubiera sido más práctico para todos que hubiera llevado el nombre de estación de tren María Zambrano. Pues tampoco. Parafraseando a Obélix habría que concluir que «están locos estos del metro» pero en realidad se les ve desnortaos. Ojo pues con Andalucía Tech…. ni mucho menos conduce a Campanillas.
Todo por no querer llamar las cosas por su nombre, esa parada debe llamarse por su nombre ‘Los asperones’ que es donde está.