La plaza de Camas o el triunfo de la lipotimia

18 Jul

Nuestro Ayuntamiento ha ideado un espacio idílico para freir cinco mil huevos fritos sin necesidad de sartén y evita la mayor parte de «espacios de sombra»

En estos días hemos escuchado la ristra de críticas de vecinos y comerciantes por el resultado final de la plaza de Camas.

Para estos casos resulta muy útil Bertrand Russell, quien junto con George Bernard Shaw y Shopenhauer son los intelectuales que más citas célebres proporcionan a los columnistas. El primero de ellos asegura que «La historia del mundo es la suma de aquello que hubiera sido evitable». Y hay muchos vecinos y comerciantes que tienen claro que la plaza de Camas se podía haber evitado.

De hecho, ya pusieron especial empeño tiempo atrás en evitar, para toda la eternidad, el mercado provisional de Atarazanas, ese pequeño laberinto de cajas que en los meses finales, cuando era un equipamiento abandonado a su suerte, recibía al día no menos de 100 personas con ganas de orinar (y terminaban orinando).

La plaza de Camas plantea el problema que, de vez en cuando, se le presenta a los políticos: qué demonios hacer con una gran extensión cuando en el subterráneo hay un aparcamiento en lugar de tierra y nutrientes. Desde luego, en estas circunstancias que nadie intente plantar secuoyas porque difícilmente agarrarán.

Un problema parecido tuvieron hace más de 20 años los políticos malagueños, cuando se construyó el aparcamiento subterráneo de la plaza de la Marina: debían hacer algo con lo que había encima. El resultado final fue un erial de albero de gran impacto –negativo– en el ánimo de malagueños y turistas.

Ahora se presentaba un reto parecido, pero la experiencia acumulada no parece haber servido sino para constatar que, a veces, la experiencia no se acumula.

Si a ello sumamos que las obras han terminado en pleno verano, con el sol pegando con saña, se comprenderá que la plaza de Camas no ha arrancado suspiros de emoción y sí temor a sufrir lipotimias.

Porque si para el grueso de la plaza la solución son diez maceteros asientos, sentarse en ellos a las 12 de la mañana debería catalogarse de tortura medieval.

Los maceteros soportan unos arbolitos que tardarán su tiempo en dar eso que los urbanistas prendados de lirismo llaman «espacios de sombra». De momento, sólo hay espacios de sol.

Tampoco ha sido un acierto el parque infantil con elementos metálicos, estupendos para que los disfruten un gran número de nenes en muy corto periodo de tiempo ya que los columpios achicharran.

A Urbanismo no pueden sorprenderle las críticas ante esta mediocre actuación que además ha terminado por no tener en cuenta a los vecinos y por ello se ha quedado sin fondos comunitarios. No hay que ser un hacha para concluir que en una gran extensión de cemento, los elementos más necesarios, por poner un ejemplo, pueden ser fuentes en los alrededores y pérgolas, aunque sean sin plantas pero de techo tupido. Pues no han caído.

3 respuestas a «La plaza de Camas o el triunfo de la lipotimia»

  1. Si los 357.666 técnicos que viven del aytº y la GMU son incapaces de proyectar una placita en Málaga, imagínese la clase de urbanismo que diseñan para la ciudad.
    El horror, es el horror.

  2. Hay muchas maneras de colocar plantas e incluso arboles en espacios con un parking subterraneo.
    Para analizar y proponer opciones, Malaga cuenta no solo con una Gerencia de Urbanismo repleto de arquitectos (los realmente preparados para proponer SOLUCIONES Y DISEÑO ARQUITECTONICO, lo que no ha ocurrido en este caso donde el diseño lo han realizado otros tecnicos) , sino con la opcion de haber planteado un concurso de arquitectura en la que seguro se hubieran propuesto soluciones muy interesantes a tener en cuenta.

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