La serie The wire tiene un rincón en Málaga

15 Jul

Los decrépitos alrededores de la fábrica de ladrillos Salyt darían para rodar en Málaga una serie sobre los bajos fondos con el aplauso de la crítica

Los americanos son únicos. Mientras España todavía carga con la Leyenda Negra, en Estados Unidos el exterminio sistemático de los indios a lo largo del XIX y parte del XX lo han convertido en exitosas películas de indios y vaqueros. En lugar de sentimiento de culpa y examen de conciencia, John Ford y John Wayne.

Algo parecido han hecho con una de las ciudades más feas de Estados Unidos. En lugar de ensalzar la engañosa belleza de Baltimore, han rodado en los barrios más espantosos una serie sobre droga y corrupción política que ha terminado siendo aplaudida por la crítica: Bajo escucha (The wire).

Málaga tiene la oportunidad de ponerse al día con estas prácticas y poner de moda uno de los rincones más siniestros y olvidados de la ciudad: los alrededores de la fábrica de ladrillos de Salyt.

Como muchos sabrán, abrió sus puertas en 1945, propició el nacimiento de barriadas colindantes como la Granja de Suárez, donde vivían muchos de sus trabajadores, pero la crisis precipitó su cierre oficial en 2011, tras dos años, como se suele decir, dando tumbos.

La entrada a la fábrica Salyt tiene todos los ingredientes para que a cualquier paseante se le encoja el corazón. El acceso principal es hoy digno de una serie de los bajos fondos. Pocos túneles hay más tétricos como el que se encuentra justo enfrente. La mitad está sin uso, con montañas de tierra y quién sabe lo que hay debajo, porque el olor que desprende sólo es equiparable a la antesala del infierno.

En esta parte sin tráfico hay dos sofalitos y algunos palés, indicios de un precario rincón de descanso.

Los coches atraviesan compungidos este túnel del que cuelga un foco despanzurrado. Lo único que da color al ambiente son las gigantescas pintadas que lo jalonan. La más discreta, con aerosol rojo, reza «Te amo por siempre, Aya» y está fechada en 2006.

La fábrica, rodeada de un silencio de muerte, deja entrever, pese a las altas verjas, un precioso edifico de oficinas, obviamente de ladrillo visto, con las tejas verdes. Pese a su factura, parece reciente. Está limpio y reluciente.

Por la verja asoma también maquinaria detenida en el tiempo. Sólo se oyen los coches que cruzan el túnel y el óxido traqueteado por el viento y por encima de todo, ese olor que inunda el ambiente y que a John Wayne le recordaría a una manada de búfalos tiesos como la mojama.

Otro rincón televisivo más de nuestra ciudad. Tomen nota los gurús de las series.

La huella

En la reciente biografía de José Ortega y Gasset publicada por Jordi García en Taurus puede seguirse muy bien la gran vinculación del intelectual madrileño y su familia con Málaga y Marbella, dos constantes en su vida. Como curiosidad, aparece una foto del filósofo con unos amigos en el mirador de La Concepción en 1934.

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