El Ayuntamiento intenta un año más que los malagueños no nos comportemos como puercos, con perdón, y algunos vecinos dan un gran ejemplo de civismo
Son tan innumerables como necesarias las campañas de concienciación medioambiental de nuestro Consistorio.
La más reciente, presentada hace unos días y titulada Málaga cómo te quiero¡?, aparte de ofrecer una poco ejemplar puntuación anglosajona, busca, técnicamente, incidir en «el papel del individuo como agente activo y cuyos conocimientos, actitudes y comportamientos determinan, en último término, las condiciones medioambientales de la ciudad».
Hablando en plata, se trata de que no seamos tan puercos y cuidemos todos nuestros gestos, incluidos los más pequeños, para no tener Málaga hecha unos zorros por nuestra culpa.
Y si hablamos de gestos, el pasado domingo se celebró una boda en la iglesia de Santiago. Lo más llamativo del enlace fue un despampanante Rolls Royce de época. Tras la salida de los novios, en el suelo de la calle Granada quedaron los consabidos pétalos de rosas y granos de arroz, pero también una decena de bolsas de tela para guardar las rosas, que no tenían por qué estar tiradas. Como se ve, por mucho Rolls Royce, comportamientos pasotas con la ciudad hay en todos lados, grados y situaciones.
En el otro extremo de la balanza tuvimos, ese mismo domingo, el ejemplo de la asociación de vecinos de la calle Andrés Pérez, que lleva un año poniéndose manos a la obra para dignificar su barrio, luchando contra esa plaga ególatra que son las pintadas, la mayoría de ellas autorreferenciales, simples firmas para dejar constancia de que un plantígrado con pseudónimo ensució una fachada del siglo XIX, un comercio, un monumento de todos.
Algunos comerciantes se quejaban a este firmante el domingo de que, los mismos que por la noche ensuciaban sus cierres metálicos, al día siguiente ofrecían sus servicios para embellecer la persiana previamente pintada. Si es así estaríamos ante un negocio bastante cínico.
De cualquier forma ayer lunes era esperanzador pasear por la calle Carretería y contemplar, por primera vez en muchos años, los cierres metálicos de un gris uniforme, sin las florituras de los spray.
Pero a la asociación de vecinos le quedan dos jornadas más para completar la calle Carretería, y aunque los grafitis siempre regresan, resultó de lo más gratificante recorrer con el presidente vecinal Paco Cano otros rincones de los alrededores adecentados por los vecinos, como la calle Arco de la Cabeza, el Muro de las Catalinas o la plaza de la Virgen de las Penas, este último rincón con la ayuda de la cofradía.
Aquí sí hay un ejemplo claro de esos agentes activos que desea el Ayuntamiento. Pero tampoco se pide a los malagueños un grado tan alto de implicación. Basta con no ensuciar por sistema, con guardar esas bolsas de pétalos y comportarnos con la educación con la que, en teoría, nos comportamos cada uno en nuestra santa casa.