Aires neoárabes y el huevo que se echa a freír

5 Jun

En Málaga contamos con ejemplos muy curiosos de edificios de estética neoárabe, uno de los más fotografiados, la sala de estar de la Alhambra en Sánchez Pastor

La influencia árabe en Málaga es evidente. Como diría Juan Fraile, expresidente de la Diputación, la herencia árabe «no es un huevo que se echa a freír». En efecto, son ocho siglos de historia e influencias que todavía podemos detectar, por ejemplo, en eso que tanto les gusta a los arquitectos, «la trama urbana».

El problema llega cuando esa herencia se quiere reproducir en los edificios. En esos casos los resultados pueden ser verdaderamente dispares. Recordemos la moda de las urbanizaciones arabizantes de la Costa del Sol, con esos apartamentos clónicos y arracimados y que más parecen un decorado hollywodiense de Simbad el Marino (la versión de Douglas Fairbanks junior).

En el Centro de Málaga contamos con dos importantes representantes de esa moda. Quizás el más llamativo de todos sea el de la calle Sánchez Pastor. En el catálogo municipal de edificios del Centro Histórico se informa de que se trata de un edificio realizado en 1874 por Gerónimo Cuervo (no es una errata, su nombre se escribía con ge, recordaba su familia, aunque el Ayuntamiento no se dé por enterado).

Sin embargo, la parte más arabizante, la que nos recuerda al palacio del rey Fahd en Marbella o una sala de estar en la Alhambra, fue añadida a comienzos del siglo XX por autor desconocido, informa la Guía histórica artística de Málaga. Pese a su recargados aires neoárabes o precisamente por eso, esta original vivienda tiene a gala ser una de las más fotografiadas del Centro.

En un tono que solo insinúa los aires árabes también contamos con otro icono, aunque no se incluya entre las obras maestras de la arquitectura mundial, ni siquiera española o andaluza. Se trata del edificio de La Equitativa, de 1956, levantado tras el preceptivo derribo de lo que quedaba del palacio de los Larios.

Sin duda, los malagueños perdieron con el cambio, pero es un hecho que el edificio de La Equitativa ha marcado época –aunque sea una época chunga–. Lo único original es sin duda la torrecilla de dos cuerpos octogonales con las esferas del llamado yamur islámico, el remate decorativo que tradicionalmente se coloca en el tope de los alminares, la torre de las mezquitas y que hizo que La Equitativa se conociera como la gallina Caponata.

Estos guiños neoárabes en el Centro sin duda han avivado la imaginación de algunos propietarios que han querido dejar una impronta evocadora de las Mil y una noches.

Una de estas viviendas, muy original y a la vez con la contención estética de La Equitativa, la encontramos en la calle López Domínguez, frente al colegio Miguel de Cervantes. Con la puerta y ventanas con arcos de medio punto, lo más original de la vivienda es la torre que remata el edificio, de tres alturas, con una cúpula y el correspondiente yamur con tres esferas. Un edificio que se sale de la norma y que resalta en una calle con ejemplos arquitectónicos anodinos.

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