La burra sigue volviendo al trigo en calle Fresca

29 May

Pese a que el Ayuntamiento ha retirado los contenedores, algunos especímenes incívicos continúan depositando las bolsas de basura en el mismo rincón

El hombre es un animal de costumbres. En concreto para el refranero popular es una burra. El refrán «Vuelve la burra al trigo» describe el comportamiento cíclico de las personas, con un marcado matiz de hartazgo en esta variante: «Y otra vez la burra al trigo».

En todo caso, en realidad no sabemos cómo se comportaría una acémila ante el dilema planteado desde hace unos días en la calle Fresca, pero sí sabemos la reacción de algunos especímenes bípedos a quienes, da la impresión, parece que le han colocado en la cabeza una simbólicas anteojeras.

Eso es lo que deducimos al ver su comportamiento porque el Ayuntamiento, en una acertada operación, decidió trasladar el tren de contenedores de la calle Fresca a la calle Duque de la Victoria, mucho más amplia.

Basta con leer los últimos reportajes de periódicos extranjeros sobre nuestra ciudad, que de tiempo en tiempo recopila el área de Turismo, para descubrir que una de las cosas que más resaltan los guiris son las callejuelas con enchinados artísticos, algo que no abunda en sus tierras. Colocar en mitad de la calle más típica en su clase una línea Maginot de contenedores, con efluvios nada evocadores, no era una buena operación de propaganda.

Al retirarlos, la calle ha ganado en belleza, en visitas y se ha oxigenado. En el punto fatídico donde se acumulaban los contenedores ahora hay ahora una papelera, pero esto no parece haber minado el ánimo de los sujetos empeñados en que nada cambie y en que se haga su santa voluntad. Resulta curioso porque, la misma semana que tuvo lugar el traslado, una pareja acarreaba varias bolsas de basura y trataba de introducir una de ellas en la papelera. «Si hacen eso voy a tener que multarles», se escuchó a sus espaldas. Era una inspectora municipal que los había pillado con las manos en la bolsa.

Y lo cierto es que en la calle hay carteles informando del cambio de sitio y de los hasta 750 euros de multa para quien deje la basura en la calle.

Aquí es donde juegan un papel básico nuestros mamíferos malaguitas, el colectivo de homínidos incívicos a quienes todo lo que no sea su santa voluntad les trae al pairo.

Eso explica la presencia diaria de un cerro respetable de bolsas en el lugar de donde salieron por pies los contenedores. Triste homenaje.

Visto el panorama, habrá que animar al Ayuntamiento con esa frase bélico-deportiva tan en boga: «A por ellos». Si la burra vuelve al trigo habrá que multarla.

La playa de los años 20

En la calle Santa Cristina, entre los pisos de Cantó y el antiguo hotel Miramar, pueden verse las zarpazos del tiempo en forma de un severo desconchón en el muro del hotel. La erosión permite comprobar los materiales usados cuando fue levantado en los años 20 del siglo pasado: asoman chinos de la playa de un tamaño considerable, de los clásicos planos que se emplean para que reboten varias veces en el agua –un pasatiempo invernal clásico–.

2 respuestas a «La burra sigue volviendo al trigo en calle Fresca»

  1. Por cierto,no estaría mal que el obispado o a quien competa le de un lavado de cara a las paredes de calle fresca y salinas.

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