En Teatinos ha surgido una terraza con estupendas vistas a la ciudad en una gigantesca parcela de la calle Frank Capra, usada en parte por la Junta para el metro
Si algo abunda en Tiempo de silencio, la famosa novela de Luis Martín-Santos, es el paisaje de extrarradio, la sensación de estar no solo ante un secarral exterior sino también interior (y no es una alusión velada a los resultados de las europeas en algunos partidos).
El extrarradio de Tiempo de silencio lo podemos encontrar en Málaga. Lo peculiar es, precisamente, no localizarlo en el extrarradio sino en un barrio ya asentado como Teatinos y en concreto en la calle dedicada a Frank Capra. Se trata de una enorme parcela, la mayor parte de la cual se utilizó para almacén de materiales de la Junta, con vistas a la construcción del metro. Hace año y medio La Opinión se hizo eco de que la zona se había convertido en un vertedero. Un número apreciable de mamíferos se dedicó a largar todo tipo de objetos que le sobraban en casa, de ahí que pegados a la acera los paseantes llegaran a encontrar hasta cuatro neveras.
Pasaron los tiempos de desconcierto administrativo, la Junta retiró sus materiales del metro asi como la porquería circundante. En su lugar ha quedado una gigantesca explanada, usada en buena parte como aparcamiento, la petición de la asociación de vecinos de Teatinos.
La explanada es en realidad una enorme terraza con vistas a la rugiente avenida de Valle Inclán. Tanto espacio está siendo aprovechado de nuevo por criaturas bípedas para dejar escombros y también hay una gigantesca lona azul –debe de haber alguna ley de la Física que empuja a estos especímenes a saltarse la ley en cuanto ven un espacio abierto y sin mucho control–.
En cualquier caso las vistas son magníficas. Desde esta terraza puede verse el cerro de la Tortuga con la residencia militar Castañón de Mena al pie; los edificios que rodean en círculos concéntricos de bloques que rodean la plaza de José Bergamín; el Tiro de Pichón y ya al fondo, asomada al mar, la chimenea de los Guindos, además de la reverberación del sol en la cubierta del Palacio de Ferias.
Informa la asociación de vecinos de que, al menos en parte de estos terrenos está previsto construir, cuando haya dinero público, un parque. Mientras tanto, los paseantes pueden disfrutar de esta exótica terraza- aparcamiento, un injerto de extrarradio en Teatinos que se puede completar con un paseo hasta el final de Frank Capra.
Allí encontrarán una pequeña glorieta que no lleva a ninguna parte. La Ciudad de la Justicia está al alcance de la mano pero justo delante se encontraráncon las obras de un gigantesco aparcamiento cuyas obras las ha interrumpido la crisis. La altura de las hierbas impide apreciar la magnitud del desastre económico.
Si Charlton Heston volviera a la vida para rodar el final de El planeta de los simios, en lugar de pasear a caballo por una playa pasearía por estos andurriales hasta toparse con esta obra inconclusa. La constatación de que algo hizo mal nuestra civilización. La del ladrillo.