La matraca que nos une con el pasado remoto

18 Abr

En la torre de la Catedral descansaba olvidada una matraca gigante que se empleaba el Viernes Santo en señal de duelo por la muerte de Jesús

Cada Viernes Santo a un servidor le viene a la memoria una imagen que le transporta a otros tiempos: la cascada matraca de madera, de apreciable tamaño, que descansaba olvidaba en todo lo alto de la torre de la Catedral de Málaga.

La matraca, con un sonido ronco y quejumbroso, se colocaba tal día como hoy para sustituir el toque alegre de las campanas. Era la forma de manifestar en toda la ciudad el dolor y el luto por la muerte de Jesús.

Muchos secretos conserva nuestra Catedral nunca terminada. La visita que muy pronto se podrá hacer al techo catedralicio, parece que no incluirá la torre, por seguridad, pero esa matraca gigante entronca con las manifestaciones barrocas de dolor, con esos túmulos que se levantaban en Málaga a la muerte de un rey Habsburgo o de miembros de la familia real.

Esta teatralidad fúnebre del Barroco continúa en la Semana Santa de Málaga y alcanza su máximo esplendor esta noche con la emocionante procesión del Sepulcro, acompañada por la marcha fúnebre de Chopin, seguida por el discreto paso de la Virgen de Servitas, con los servicios municipales apagando el logro de siglos pasados, la luz eléctrica, en señal de respeto y duelo por la muerte de Jesús.

Mañana, en muchos pueblos de España se festeja el que Judas pase a mejor vida, con diferentes escenificaciones populares de su ahorcamiento, en ocasiones, ensalzado de forma calladamente pagana la primavera, al adornar de flores el árbol del que cuelga el apóstol traidor.

El paso de los siglos ha ido diluyendo lo que antes era la celebración principal, la Pascua de la Resurrección, la alegría por la Resurrección de Jesús.

Quedan, eso sí, en muchos pueblos andaluces las ceremonias de reencuentro entre la Virgen María y su Hijo, muchas veces con la intermediación de algún ángel por los cielos de esos pueblos blancos.

En medio de la barahúnda tecnológica que nos esclaviza de forma cada vez más firme y sutil, estas celebraciones cargadas de intensidad, emoción y religiosidad popular demuestran que somos hijos de nuestro tiempo, pero seguimos pisando firme en el pasado. Feliz Semana Santa y más feliz aún Domingo de Resurrección.

Unión puerto-ciudad

La semana pasada un niño fue atropellado en el Paseo de los Curas. El Ayuntamiento colocó a mitad del paseo un semáforo para tratar de unir mejor el Parque con el Puerto pero sigue siendo una solución temporal para una vía peligrosa y con demasiados carriles.

Recordemos esa alfombra mágica propuesta en su día para unir la calle Larios con el Puerto y que se quedó en un sueño más. El Ayuntamiento de Málaga debería estudiar algún tipo de solución para que esa famosa unión Puerto-Ciudad, tan demandada desde los años noventa, no se quede en un par de semáforos. Suerte.

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