Llama la atención que los políticos de izquierdas críticos con la Iglesia se apunten sin complejos a los baños de masas de la Semana Santa de Málaga
Para que sus señorías descansen mucho más de lo que Dios manda por esta época del año, el Congreso de los Diputados se toma unas vacaciones de Semana Santa de 18 días, fines de semana incluidos.
El Parlamento de Andalucía, un poco más discreto, ha dispuesto que sus señorías no vuelvan a trabajar en 12 días, lo que en cualquier caso supera las vacaciones de las que disfrutan los niños andaluces.
Pero no crean que todos nuestros estadistas, la mayoría sin experiencia laboral fuera del partido, se tomarán estás largas vacaciones para descansar. Ha llegado el momento de empaparse de la religiosidad popular, con independencia de que crean que en el Más Allá les espera San Pedro o un vacío mayor que el que se extiende por los cerebros de Nicolás Maduro y Putin.
Y es ya una tradición que los políticos andaluces nuevos en el cargo traten de empaparse, aunque sólo sea durante un simbólico día y a la velocidad de la luz, de las tradiciones malagueñas.
Son tantos años viendo esas pequeñas cortes de dignatarios pululando por las casas hermandad, que hay que recordar aquí el asombro de Antonio Muñoz Molina –en su ensayo Todo lo que era sólido– por la pasión con la que los políticos de izquierdas han abrazado las expresiones religiosas populares, pese a que la mayoría, el resto del año, aboga por la estricta separación entre la Iglesia y el Estado. Sin embargo, cuando llega la Semana Santa hacen todo lo contrario, sobre todo si es año electoral.
Así que no debe sorprender a nadie que la nueva presidenta de la Junta, Susana Díaz, recibiera ayer durante una visita privada repleta de políticos un máster de Semana Santa de Málaga, se hiciera fotos con Banderas, recibiera medallas de cofradías y palpara sin complejos la devoción religiosa de este rincón de Andalucía en uno de sus días más populares.
Estuvo acompañada además por una amplia cohorte, alguno de sus miembros, por cierto, con el mismo interés por la Semana Santa de Málaga que un indio apache.
Por lo menos, los políticos de derechas y de centro derecha son más coherentes con su discurso. Ahí tenemos a nuestro alcalde, Francisco de la Torre, quien cada Semana Santa aspira a batir el récord Guinness cofrade de asistir a la salida, recorrido o encierro de todas las cofradías de Málaga en una estresante carrera a contrarreloj. Nuestro alcalde pecará por intenso y excesivo pero no va de farol.
A un servidor le parece vergonzoso el exceso de políticos que hacen de políticos en la Semana Santa de Málaga y el papel protagonista que le otorgan muchas cofradías pero le produce más bochorno que se apunten al bombardeo quienes el resto del año critican a la Iglesia y piden que tenga menos peso en la vida española. Ellos hacen realidad un peculiar refrán: «A Rouco dando y con el mazo… ídem». Y felices que se les ve dándole a la campana.
Los políticos, sean de izquierdas, derechas, centro o el lado que se quieran inventar, no dejan de ser políticos. Esos seres que se levantan de la cama con la sonrisa puesta y no se la quitan en todo el día.
Son seres acostumbrados a tragar carros y carretas con tal de FIGURAR, acostumbrados a salir en la foto sea cual sea el evento del que se trate y dispuestos a saltarse los principios morales (si es que los tuvieran) necesarios a fin de conseguir los fines deseados.
Es cierto y estoy totalmente de acuerdo con que los políticos solo se arriman al arbol que mejor sombra les da y si cambia el sol de lugar el arbol también cambia. Pero es tan cierto como esto que un político de izquierdas tiene el mismo derecho que un conservador de derechas en ir a la feria de la semana santa, pues esta no tiene nada que ver con la espiritualidad. Entiendo que la fe cada uno la lleva a su manera, pero me temo que nadie a querido nunca acercarse cuanto menos a los evangelios, pues si lo hubieran hecho no harían una fiesta de algo que debería servir para la auto-reflexión. Jesús no solo no era rico sino que se avergonzaría al ver en que atracción de feria a convertido su pasión y muerte. Y desde luego la Virgen María no llevaba mantos con hilos de oro.
Asi es que en resumen, no sean tan mezquinos por favor, la Semana Santa, desde luego en Málaga, nada tiene que ver con la religión y su mucho con la caja de caudales.
Sr. Vázquez,
Tiene usted una concepción patrimonial sea de la semana santa típica del que quiere y no puede. Si en la Semana Santa hubiera que aplicar la coherencia del católico de derechas no habría prácticamente nadie que las viera.
Es muy fácil porque ser de izquierdas no tiene nada que ver con no ser cristiano solo que la Iglesia Católica está bastante alejada de Dios y está muy cercana históricamente al poder y a la derecha de nuestro país. Pero de hecho realmente si eres cristiano no puedes ser de derechas salvo en nuestro país que, como todo en esta vida, es un paradigma de la incoherencia humana.