Continúa en la plaza Manuel Martín Molina, en la barriada de Torres de la Serna, el irreconocible y ajado busto de un ministro malagueño
Será por la orografía, pero en Málaga se pueden contar con los dedos de la mano los malagueños que, sin que medien obligaciones profesionales de por medio, se conocen todos los distritos de forma razonable.
Serán las cuestas y la forma alargada y encajonada de nuestra ciudad las que provocan que sólo se tenga como espacio común el Centro Histórico, y sean muy pocos los malagueños de la Carretera de Cádiz que están un día paseando por Ciudad Jardín o los vecinos de La Virreina que tengan curiosidad por conocer La Araña o La Trinidad.
Así que, para quienes no sean de la zona, será un pequeño descubrimiento la plaza dedicada al dirigente vecinal de Huelin Manuel Martín Molina, antes plaza Sauceda, en la barriada de Torres de la Serna, el barrio que se levantó en los años 40 para los trabajadores de la Tabacalera.
Sí les sonará a los asiduos de esta sección porque alguna vez hemos hablado de ella. De hecho, se cumplen diez años del descabezamiento del busto que preside esta hermosísima plaza, entre un lateral de la antigua Tabacalera y la calle Princesa.
Un mamífero bípedo de identidad desconocida fue el autor de esta gesta digna de la película 300. Por suerte, el distrito guardó la cabeza y al año siguiente la repuso.
Lo increíble de esta obra es que posiblemente, en el mundo de la escultura malaguita no haya ninguna con unos materiales tan chungos.
En teoría, pero solo en teoría, representa a Carlos Rein Segura. No en vano, el lateral de la plaza es la calle Carlos Rein, en recuerdo del ministro malagueño de Agricultura, que además de construir el desaparecido silo del puerto, tuvo el cargo de director del Servicio Nacional del Cultivo de Tabaco.
La escultura, aunque sentó la cabeza, tiene el aspecto de uno de los protagonistas de la serie Walking Dead. El material es tan malo que se encuentra descascarillada por casi todas partes y da la impresión de que en vez de ojo derecho tiene un injerto. De perfil no mejora nada el panorama: parece que le han colocado un antifaz.
Al carecer de cualquier tipo de placa e información, estamos ante el busto al ministro malagueño desconocido y sólo echando mano de documentación municipal averiguamos su identidad. Si ustedes creen que no necesita algún retoque reparador, den una vuelta por esta preciosa plaza y saldrán de dudas.
Y no sólo para no perderse la primera estatua erigida a un zombi en España, sino también para reparar en una plaza tan amplia, escondida y bonita, rodeada por las viviendas blancas de Torres de la Serna, con palmeras, ficus, jacarandas, chefleras y un parque infantil en muy buen estado.
Lo único que no está para ser mostrada mucho es la escultura del ministro. Presidir una plaza de tu ciudad natal con pinta de haber acabado de grabar el vídeo clip deThriller, así de irónica se comporta, en ocasiones, la posteridad.