Muy cerca del asilo de los Ángeles permanece, al menos desde hace 8 meses, un respetable número de bolsas con escombros que nadie se anima a recoger
El escrito americano Henry James visitó Roma en numerosas ocasiones, la primera de ellas siendo un mozuelo y la última, cuando le quedaban pocos años de vida.
En tantas décadas de visitas dio fe del cambio de costumbres de los romanos, del paso del coche de caballos al coche con caballos de potencia, pero también constató que la inmensa mayoría de monumentos no se había movido del sitio.
Algo así experimenta el avezado inconsciente que deja atrás la fuente de la Burra, en Málaga capital, y en lugar de emprender la subida al vecino asilo de los Ángeles, pensada sólo para los coches, coge la cuesta contraria, la que tiene a la derecha.
El autor de estas líneas ya la recorrió en agosto del año pasado y como Henry James, comprueba que la montaña con bolsas de escombros que inaugura la subida permanece en el mismo sitio. Ocho meses después, ninguna administración se ha hecho cargo todavía de esta basura depositada por algún mamífero por civilizar. Desgraciadamente, estamos ante un auténtico ángulo muerto de la burocracia malaguita. Y eso que se trata de un camino que conduce, en las estribaciones del Monte Coronado, a un gigantesco depósito de Emasa.
Un camino de tierra, sombreado en un primer tramo por eucaliptos, que zigzaguea hasta llegar a esta enorme construcción, con pinta de búnker de Hitler si no fuera porque está literalmente cubierto de artísticos grafitis de gran calidad.
Las vistas son, por cierto, magníficas, y recuerdan a un grabado del siglo XVIII con vistas de Málaga desde un punto parecido y que hace años ofreció a color la revista Péndulo.
Los grafitis más notables están en los tres lados que no se asoman a la carretera. Hay un pollo gigante de mirada siniestra, un malvado con monóculo y cara de ministro de Hacienda y hasta uno de los personajes de la serie infantil Bob Esponja, la estrella de mar Patricio, a punto de hincar el pico con gorro de dormir.
Pero esta enorme estructura también se utiliza para celebrar botellones o dejar por descuido escombros, así que no estaría mal alguna batida de limpieza, llámase plan de choque o cualquier otra variante de la jerga política.
Robar las gracias
Traten de ponerse en la piel del organismo pluricelular o puede que de los organismos pluricelulares que se han dedicado a mangar una veintena de placas de agradecimiento a la unidad neonatal del Hospital Materno. Se encontraban en la sala de visitas y de ellas sólo quedan algunas alcayatas y a veces ni eso.
No encontrarán justificación alguna a estos actos que van mucho más allá de un simple robo, porque han robando las gracias de padres aliviados que han visto cómo sus hijos han podido salir adelante. Si buscan un ejemplo de acción lamentable, aquí tienen uno muy bueno.